Cuando uno empieza a jugar a ‘Batman: Arkham City‘ no puede sino sentir cierta sensación de estar viviendo otra vez lo mismo que en ‘Arkham Asylum‘. Todo en el nuevo juego de Batman durante los primeros minutos transmite ese déjá vu, de estar solo ante un DLC vendido aparte.
Afortunadamente, poco a poco ese runrún va dejando paso a otro mucho más acertado: estamos ante un titulo que perfecciona las mecánicas del primero, así que es lógico que fuese más grande, más amplio y “más”, puesto que si en algo se quedaba corto ‘Arkham Asylum’ era en espacios abiertos.
‘Arkham City’ crece a lo grande y desde el primer momento se viste de sandbox. Nosotros somos Batman y como tales decidimos qué queremos hacer según nuestras preferencias y nuestro recorrido por los cielos y tejados de Gotham. A veces, eso sí, serán los criminales los que nos marquen el ritmo, tal y como le ocurre al Batman de los cómics y de las películas: a veces no le queda otro remedio que perseguir en vez de ir por delante.
Arkham City: La ciudad gigante
En esa Arkham al aire libre, es muy sencillo ser Batman. Rocksteady ha sabido utilizar de manera inteligente las partes del personaje inexploradas en la primera parte. Batman no vuela, pero sí planea y sí se cuelga de las cornisas. Con esos dos simples elementos, la sensación de libertad es máxima y las ganas de perder el rato yendo de un lado a otro de la ciudad, inmensas.
Para evitar la linealidad de las misiones, o lo que es lo mismo: para evitar ser un ‘Assasins Creed I’, juego al que se asemeja en su concepto de ver la ciudad y de actuar en ella entre las sombras, no solo se confía en las diferentes partes de una trama principal bien llevada, sino en un amplio número de misiones secundarias.
Van desde la vigilancia o la eliminación de disturbios hasta el frenesí de las que llevan la firma de Víctor Zsasz. Las pruebas del Acertijo son esta vez muchas más y en conseguirlas superar todas está también parte de la diversión duradera de este ‘Batman: Arkham City’. Aquí tienes juego para rato.
De Batman, lo que bien está, no lo toques
Decíamos al principio que el nuevo Batman jugable sabe perfectamente qué funcionó bien del primer título y los cambios son mínimos. No solo en lo visual, sino también en ese perfecto sistema de combate que tan bien imaginó cómo deberían trasladarse las peleas de cómic a un videojuego. Sigue resultando fluido y espectacular a partes iguales y ahora se ha pulido para dar más posibilidad de que usemos los batcacharros y para conseguir que no solo se trate de pulsar botones, sino también de hacerlo rítmicamente.
La incorporación de Catwoman es más anecdótica que otra cosa, porque no afecta a las mecánicas ya conocidas. Aún así, la recreación del movimiento y el modo de ver Gotham desde su piel es fantástica.
Rocksteady ha vuelto a hacer un trabajo formidable, aun sabiendo que esta vez iba a ser muy difícil sorprender. Lo mejor de todo es saber, con solo jugar unos minutos, que quien ha hecho ambos Batman es alguien que entiende y vive al personaje, no solo alguien al que le ha caído una franquicia golosa y trata de llevarla a buen puerto.
Hay mucha pasión por los cómics e historias del personaje en un juego como ‘Batman: Arkham City’ y mil detalles con los que sostener esta afirmación. Si no está en vuestras manos ya, deberíais echaros a la calle en su busca ahora mismo (incluso aunque sea fiesta). Sí, épico.
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