A raíz de los comentarios en el análisis del primer tomo de ‘X-Men Forever’ he pensado que quizás sea buena idea adentrarnos en un concepto que tantos quebraderos de cabeza ha dado a lectores, autores y editores de las principales editoriales de cómic: la continuidad. La continuidad no es un concepto propio de los comics, sino que es común a la ficción en general: sagas de libros, películas y sobre todo series.
La continuidad es un esfuerzo por dar coherencia a los personajes, objetos y sucesos a lo largo de un dilatado periodo de tiempo. Es decir (simplificando mucho las cosas) que si en un episodio de cualquier obra un personaje se corta el pelo, en el siguiente salga con el pelo corto. Parece una tontería si hablamos de una serie o una trilogía literaria o cinematográfica, pero si hablamos de sagas más grandes, como ‘Star Trek’ o los universos Marvel o DC nos encontramos con un pilar fundamental.
De hecho es tan importante que hay gente cuyo trabajo consiste en supervisar los guiones intentando hallar errores en la continuidad o canon de la saga. Os recomiendo, por ejemplo, que escuchéis la entrevista que hicieron en Fuera de Órbita a Richard Arnold, embajador de Star Trek, donde hablan precisamente de su trabajo como «vigilante de la continuidad».