Christophe Chabouté nos cuenta en esta trilogía de álbumes la historia de un joven freelancer que, de la noche a la mañana, se encuentra arruinado y tirado en la calle después de que se incendie su casa. Como en la peor pesadilla kafkiana que pueda imaginarse, los procesos burocráticos para conseguir una solución a sus problemas resultan interminables, y la infame compañía de seguros con la que había protegido sus bienes no hace más que darle largas.
Después de deambular durante días por las calles con la esperanza cada vez más minada, un trágico suceso dará otro vuelco completo a su vida, y la trama nos llevará por nuevos e inesperados derroteros, cambiando el tono que se atisbaba al principio del cómic. Esto no quiere decir que perdamos la carga de crítica social que contiene la obra, pero sí le añadiremos un destacado toque fantástico que hace la lectura más interesante.
Al margen de estos giros en los acontecimientos, también hay momentos en que la acción se torna algo más estática. No dejan de ocurrir cosas (por lo que tampoco aburre), pero sí es cierto que hay contadas escenas que podrían resolverse en menos páginas. Un mal menor que tampoco hace perder demasiados puntos al resultado final.