Cuando participas en el Kickstarter de un juego de mesa, siempre hay riesgos, riesgos mayores que los de cualquier otra campaña de financiación colectiva. Incluso aunque el producto se materialice a tiempo y cumpla religiosamente con lo prometido, aún queda por ver si esas reglas a las que tuviste (o no) acceso, funcionan y sobre todo, si resultan tan divertidas como para compartir tu limitado tiempo de juego con los otros diez mil títulos disponibles en el mercado.
Shipwrights of the North Sea (Constructores de barcos del mar del norte) tuvo una campaña ejemplar y un par de días antes de concluir incluso contamos con su reglamento traducido a un perfecto castellano, dándonos la oportunidad de retirarnos a tiempo si la cosa no nos convencía. El juego me había conquistado con sus ilustraciones y temática (¿a quién no le gustan los Vikingos?), pero tras una primera lectura, las reglas tampoco tenían mala pinta. Error.