Flamante ganadora del Premio Polar en el reciente Festival de Angouleme, ‘Castilla drive‘ es una de esas novelas gráficas en la que importan tanto las sensaciones que uno va extrayendo durante su apasionante lectura como el poso de reflexión que deja tras ella, y las muchas veces que, en las horas siguientes a su finalización, el pensamiento vuelve a ella para encontrar matices que no se habían apreciado anteriormente.
Brillante exponente del género en el que se enmarca (el polar es el equivalente francés al género negro americano y su nombre viene de la abreviatura de «policier») la obra de Anthony Pastor, artista de madre gala y padre español, se desarrolla en unos términos que, sin ser completamente ajenos a lo que otros títulos de género negro pueden ofrecer (y me estoy acordando ahora mismo del ‘Criminal‘ de Brubaker), sí que introduce ciertos parámetros que hasta ahora no había encontrado en ninguna otra historia.