Batman está completamente majara. Secuestra a un crío. Zurra a la poli. Intenta sonar como Clint Eastwood. Está pirado. Y yo me he alistado con él para combatir el crimen. ¿Qué te parece? Supongo que yo también estoy majara.
Esta reflexión de Robin define perfectamente la clase de Caballero Oscuro que nos vamos a encontrar en este cómic de Frank Miller y Jim Lee. Aquí Batman es una especie de Hell’s Angel enmallado que parece un cruce entre Harry el Sucio, Travis Bickle y Nelson Muntz, un matón con todas las letras que ha generado críticas y odios por toda la blogosfera. Y qué queréis que os diga, todas esas críticas tienen razón, es innegable, pero yo me he echado unas risas cojonudas con este cómic.
El problema radica en que desde DC nos hayan querido pintar ‘All Star Batman y Robin’ como una «reinterpretación radical» del inicio de la colaboración entre estos dos héroes o como una modernización del pasado de los personajes. Que se dejen de chorradas. Este cómic no es más que una macarrada descomunal y la clave está en no tomárselo en serio. Muchos lectores han clamado al cielo porque lo consideran un sacrilegio a la figura del murciélago, pero yo creo que si lo leemos con otros ojos, quitándole peso, es un tebeo de lo más divertido.