Solanin cultiva un género poco habitual en el manga, el llamado slice of life. Esta etiqueta se refiere a obras que hablan sobre la vida cotidiana con veracidad, sin fantasías y con generosas dosis de crudeza. Esto no quiere decir que todas ellas tengan que ser dramas necesariamente; lo que normalmente nos vamos a encontrar son obras tragicómicas, es decir, como la vida misma. El cómic indie yanqui tiene muy buenos ejemplos, y ahora Solanin ofrece la respuesta japonesa a todos ellos.
La historia, escrita y dibujada por Inio Asano, nos mete de lleno en la vida de Meiko y Taneda, dos jóvenes de veintipocos que viven juntos en medio de la inmensidad de la capital japonesa. Ambos tienen sus propias paranoias existenciales, que poco a poco parecen apagar la energía de su adolescencia. Mientras que Meiko duda sobre la posibilidad de abandonar un trabajo que la agobia, Taneda compagina su mediocre trabajo como ilustrador de segunda para una publicación con su banda de rock’n’roll.
Meiko termina por convertirse en la protagonista principal, que además ejerce la función de narradora. Sin embargo, la melancolía e inseguridad de Taneda resultará decisiva en la evolución de la historia. Especialmente cuando, al final del primer tomo (de los dos que dura la obra), ocurra un acontecimiento que dará un vuelco violento al argumento.
Lo interesante de Solanin es, por un lado, compartir las inquietudes y reflexiones de sus protagonistas. Sin olvidarse, claro, de los buenos momentos. El autor ha conseguido crear unos personajes complejos y entrañables con los que podemos sentirnos identificados. El segundo punto fuerte es el dibujo, realista y atractivo, que obtiene su guinda en las escenas en las que la banda de Taneda interpreta sus canciones al estar cargadas de fiereza y energía.
La música tiene, de hecho, un papel importante durante la historia. Solanin es el título de una de las canciones de la banda de Taneda, y su potencial para evadirlos de la realidad será muy importante para los personajes.
Tras leer la historia, nos quedan muchos temas en la cabeza de los que tampoco puedo hablar aquí para no destripar el argumento. Lo que sí puedo decir, en resumidas cuentas, es que Solanin responde a las inquietudes de muchos jóvenes (japoneses o no) que pasan a vivir del mundo de la infancia a la competitividad y la monotonía del de los adultos. Jóvenes que dudan entre la posibilidad de perseguir sus sueños y la de abandonarlos para seguir el camino de los ciudadanos prácticos y respetables.
Solanin es un manga exquisito que me ha hecho disfrutar como pocos desde hace tiempo. Aún no está disponible en España, pero espero que algún editor se anime a traducirlo lo antes posible. Cuando me canse de esperar, pasaré a las amenazas. En serio, si os defendéis con algún otro idioma al margen del español, no perdáis la oportunidad de buscarlo por la red.
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