¿Qué levante la mano quien no sitúe a Katsuhiro Otomo en el mapa? Sí, ya sé que está en Japón pero me refería al mapa del panorama manganime. Si aún así no lo visualizáis, sólo diré una palabra Akira, el Blade Runner particular del país del sol naciente y obra maestra muy poco cuestionable del manga y el anime. Otomo es su creador. Creo que las presentaciones están hechas.
No voy a hablar ahora de Akira (eso se hará dentro de muy poco), sino del manga que Otomo firmó después de esta, ‘Memorias’, una obra que aquí nos llegó hace un tiempo fragmentada en dos tomos no muy densos de la mano de Ediciones La Cúpula.
‘Memorias’ es un compendio de historias cortas e inconexas que plasman a la perfección la obra general de Otomo, como si fuera un elaborado portafolio con el que presentarse ante cualquiera que desconozca por qué lares del manga se mueve Otomo. Y eso queda perfectamente claro, por los más raros.
No me refiero a que sean precisamente los emplazamientos y contextos de estas historias cortas lo que las hace extrañas, sino a la manera que tiene Otomo de narrarlas y su habilidad para cruzar conceptos a priori incompatibles. Un ejemplo de esto está en la historia titulada ‘Hair’, en la que un inmaculado mundo futurista luchas contra una rebelión en las calles, cuyos precursores son una banda de melenudos amantes del rock de los 70. Por supuesto Otomo deja perfectamente claro que se trata de una firme alegoría del movimiento hippie y la eterna lucha contra el orden establecido.
Hay historias menos singulares, como la que da título a la obra y abre el primer tomo, y que mezcla sutilmente el suspense con la pura ciencia ficción, recordando a su manera a clásicos como Alien o 2001: Una Odisea en el Espacio (salvando las abismales distancia por supuesto).
Luego hay alguna historia que otra, bueno en realidad es sólo una, que realmente uno no sabe por donde cogerla. Me refiero a ‘El viejo y el mar’ que comparte título con la conocida novela de Ernest Hemingway y que, sin dar explicación alguna y en un ejercicio de demencia transitoria de Otomo, dará un nuevo sentido a la frase “foll… un pez”. Parece como si Otomo quisiera probar su técnica de humorista gráfico y, no habituado al uso de la tira cómica, haya realizado esta historia de cinco páginas como experimento.
El resto de historias bailan entre la singularidad y la crítica social, como ‘Adiós a las armas’, claro relato antibelicista, algo tópico al principio pero que hace gala del buen hacer de Otomo para los momentos de acción, o ‘Bola de fuego’ que recuerda misteriosamente a Akira, de tal forma que hace dudar que idea surgió antes de la mente de Otomo. Mención aparte merecen las historias ambientadas por el planeta Pulpo, las cuales están protagonizadas por unos pulpillos que resultarán muy familiares a los que leyeron en su día Dragon Fall, y que sin perder su carácter crítico, son un ejemplo del Otomo más informal y divertido.
‘Memorias’ de Katsuhiro Otomo se debe tomar como un experimento, un ensayo del mangaka que plasma con su genial arte las ideas y recuerdos que le llegan a la mente. Argumentalmente no se puede sacar mucho al ser una obra muy íntima y que sólo encandilará a los mayores fans de Otomo, eso sí, gráficamente Otomo nos encandila a todos.
Los comentarios están cerrados.