¿Qué pasaría si Darth Vader cambiase su impoluta armadura negra por una rosa chicle?¿Mejorarían las andanzas de Hannibal Lecter si este compartiera sus delicatessens de carne humana con un adorable gatito?¿Y si Jason Voorhes añadiera como complemento a su máscara unas orejas de conejito?. No sé si alguna vez descubriremos la respuesta pero casi mejor es no averiguarlo. Pero sí podemos ver que pasa si combinamos a un maléfico personaje con seres y elementos adorables o sencillamente cuquis (aunque tratándose de un manga quizás lo más adecuado sería hablar de kawaii) en una serie de título tan descriptivo como es ‘Villano de vacaciones’.
“Soy Comandante de una organización del mal que lucha a diario en pos de estos dos propósitos: exterminar a toda la humanidad y que nuestro astro natal se apodere de este planeta. No obstante hoy estoy de vacaciones” es la frase con que se abre cada uno de los capítulos autoconclusivos de este tomo, reinterpretando cada vez la misma página con pocos cambios. Lo que sigue es la parte cotidiana de la vida del Comandante, cuyo nombre desconocemos (aunque teniendo en cuenta que la agrupación a la que pertenece se llama la Organización del mal se ve que los nombres no son lo suyo. Así que quizás incluso se llame Comandante) y cuya labor especifica tampoco conocemos, aunque sí sabemos que abandona el pelo repeinado hacia atrás y su uniforme en unos días libres en los que este alienígena se muestra dispuesto a sacar lo mejor de sus jornadas de asueto. Lo que para el significa comer cosas ricas como curry o polos de fruta, ir al parque a ver las flores, descubrir que es eso del centro comercial que fascina a los terrícolas y sobre todo ir al parque a acariciar conejitos o ver los osos panda. Porque los pandas sencillamente le obsesionan, sólo siendo superado por ese luchador de ‘Tokyo urban fighters‘ capaz de intentar emularlos hasta en su aspecto, y de tal modo que una vez erradicada la humanidad pretende crear toda una colonia de estos animales.
Este es un manga dispuesto a hacer de lo absurdo su mejor baza. Unas historias anecdóticas en la que nuestro malvado protagonista va encontrando cosas que le gustan en el planeta que pretende contestar, haciendo incluso que dude en algún momento si salvar algún terrícola como ese niño al que parecen gustarle los mismos animales del zoo que a el. Pura lectura de evasión, tan ligera como olvidable pero que consigue francamente hacer sonreír al lector, ‘Villano de vacaciones’ solo aspira a eso. Y más cuando el que es el feroz enemigo de nuestro protagonista, el ranger rojo, es pura dulzura, haciendo que lo más parecido que vamos a encontrar a un enfrentamiento sea cuando este, con un sentido de la orientación digno de Ryoga, le pida una dirección (tras lo que este le regalará una caja de galletas como agradecimiento. De panda, por supuesto), y haciéndonos pensar que estos rangers parecen estar también de vacaciones.
Con un dibujo cuidado, sin excesivos alardes, pero que saca lo mejor de sí en el diseño de los personajes y la representación de los pandas (uno pensaría que le gustan tanto al mangaka como a su criatura) este es un cómic de esos que parecen dar vueltas continuamente a la misma idea. Pero como es innegable que sus personajes resultan simpáticos, incluso esos insoportables niños que se encuentra en el centro comercial, y las situaciones resultan tan surrealistas como alocadas se lee en un suspiro y deja una sensación agradable. Eso siempre que uno se lance a su lectura sin prejuicios. En plena era de villanos redimidos el Comandante es un malo que no niega su propia maldad pero que sus días de fiesta, sin siquiera media sonrisa, y por mucho que le repatee el término se permite una dosis de humanidad. Y aquí lo que podría ser un drama se convierte aquí en la más sencilla de las comedias…y funciona. No sabemos si conquistará la tierra pero la sonrisa, con poco, la conquista.
Villano de vacaciones núm. 01
- Autores: Yuu Morikawa
- Editorial: ECC Ediciones
- Encuadernación: Rústica con sobrecubierta
- Páginas: 130 páginas
- Precio: 9.95 euros