‘Una tarde de pasión’, breve intensidad

Ricardo Esteban es una fuerza de la naturaleza. Al menos eso es lo que se ve desde fuera. No en vano, y a la luz de lo que el lector común puede apercibirse de su trabajo, es gracias a lo constante y pertinaz de su esfuerzo, a sus más que probables noches de desvelo y días frenéticos y a su inmensa dedicación hacia la labor como editor, a lo que le debemos que Dib-buks se vaya posicionando poco a poco y con gran ilusión como una de las editoriales con mayor personalidad de la actualidad española. Movimientos como la adquisición de los derechos de Spirou o la mera observación del mimo y cuidado que el madrileño y sus compañeros ponen en cada producto que sale de su sello es algo que nunca podremos dejar de agradecer. Y por si toda esa labor fuera poca, Ricardo es de esas mentes inquietas que, de cuando en cuando, siente el prurito del escritor y se aventura en tan complejo territorio.

Ya lo hizo con dos proyectos dedicados a los más peques de la casa que daban como resultado unas lecturas la mar de simpáticas incluso si el que las hacía era un adulto. Y ahora, dando un giro de 180º con respecto a la orientación de sus anteriores volúmenes, nos ofrece con esta ‘Una tarde de pasión’ un relato erótico de gran eficacia que, vale, se lee en menos de cinco minutos pero que, no obstante, atesora una capacidad de transmitir sensaciones que ya quisieran para sí noveluchas best-seller recientemente llevadas a la gran pantalla (y no hace falta que dirija mi mirada hacia ninguna sombra en concreto, ¿no?). Ilustrado por un Sergio Bleda portentoso, que complementa con su grafismo y lo explícito de sus planchas aquello a lo que las palabras de Esteban no hacen referencia, ‘Una tarde de pasión’ es un libro de esos hacia los que, por su sencillez y por la intensidad de sus resultados, volveremos a acercarnos en tiempos futuros. Y es que, como comentaba, no se puede decir más en menor espacio y más reducido tiempo. Una cualidad que, inequívocamente, lo hace digno de revisión.