Sin duda el mayor exponente de los muchos palos de ciego que la Marvel de los 90 fue dando para intentar rescatar, durante el transcurso de la década, aquél instante del inicio de la misma en el que las ventas de sus cómics se contaban por millones y en el que la práctica totalidad de los fans coincidíamos en que lo que nos llegaba de ella era digno de admiración, fue ese experimento a la desesperada que quiso recuperar a los prófugos que fundaron Image dándoles control absoluto sobre los pesos pesados de la editorial. Con el estruendo de ‘Heroes Reborn’ y las cuatro colecciones que durante un año cayeron bajo la responsabilidad de Jim Lee o Rob Liefeld tapando en cierto modo lo que La Casa de las Ideas llegó a ofrecer durante 1997, si hay una colección que supo sobreponerse al efecto de llamada que, al menos en sus compases iniciales, tuvieron la «reinvención» de los 4F o las tetas imposibles del Capi, esa fue la ‘Thunderbolts’ de Kurt Busiek y Mark Bagley, una cabecera de la que siempre se ha dicho que nos cogió a los lectores por sorpresa pero que, más allá del contundente final de su primer número, tuvo mucho que ofrecer a los que a ella nos acercamos hace ya veinte años.
Experto conocedor de los muchos entresijos y recovecos del Universo Marvel —algo que ya había demostrado en ‘Marvels‘ y que después volvería a hacer en la serie regular que supondría el regreso de los ‘Vengadores’ o, por supuesto, en esa maravilla llamada ‘Siempre Vengadores’— Kurt Busiek arrancaba ‘Thunderbolts’ apostando muy fuerte: tras presentar a un nuevo grupo formado por caras completamente desconocidas que, supuestamente, venían a llenar el hueco dejado por los Vengadores originales, las dos últimas páginas de su ejemplar inicial nos revelaban que estos héroes que tanto podían llegar a recordar a otros puntos del cosmos de la editorial eran, en realidad, los Amos del Mal liderados por el Barón Zemo. Tras el considerable shock que supuso uno de los finales más contundentes que servidor recuerda haberse encontrado en aquella década llena de sinsabores, ‘Thunderbolts’ se hizo muy grande en saber sobreponerse a su golpe de efecto para, mes tras mes, fusionar de manera precisa lo que ya se había vislumbrado en esas primeras páginas: los irrenunciables enfrentamientos entre los «héroes» de la nueva formación —que esto es un cómic Marvel y hay estaciones por las que pasar sí o sí— con un desarrollo constante y multi-facetado de unos villanos que, conforme avanzaba la colección se iban encontrando cada vez más cómodos en su papel de defensores de la justicia por más que, de cuando en cuando, Busiek se afanara en recordarnos que todo formaba parte de un plan de Zemo para hacerse con el control.
Haciendo incluso «buenas migas» con los héroes que no habían sido transportados a ese universo de bolsillo creado por Franklin Richards; el regreso de todos los que habían formado parte del ‘Heroes Reborn’ suponía, de cara al décimo número de la serie, el revulsivo que todos estábamos esperando, la activación del plan de Zemo y, por supuesto, el surgir de las profundas e inevitables divisiones que marcaban la disparidad de opiniones de algunos miembros del grupo con respecto a lo que eran sus intenciones iniciales. Todo lo anterior quedaba enmarcado en un conjunto tremendamente variado que, haciendo puntuales incursiones en el pasado de los personajes y, dibujado con su eficacia y buen hacer usuales por ese todoterreno que es Mark Bagley, se alza aún hoy indiscutible —la revisión que hemos hecho al presente tomo publicado por Panini ha servido para demostrar lo bien que han envejecido estas páginas— como una de las citas más afortunadas y recordadas de lo que el cómic de superhéroes en general y el de La Casa de las Ideas en particular supo ofrecer en tan denostada década. Y eso, en nuestro diccionario, es decir muchísimo con respecto a una colección que, por el momento, sigue siendo lectura obligatoria para todo amante del mundillo. ‘Nuff said!!!
Thunderbolts 1. La justicia como el rayo
- Autores: Kurt Busiek, Mark Bagley et al.
- Editorial: Panini
- Encuadernación: Cartoné
- Páginas: 416 páginas
- Precio: 38 euros en