No es la primera vez que lo comento y no será la última: nunca he sido muy amante de las historias de Superman ni del personaje en sí. Siempre me ha parecido que como icono, Superman funciona a la perfección, pero en el papel (ojo, en el papel, el cine y la televisión son otra cosa) casi nunca, enfásis en el casi, he encontrado relatos sobre el personaje que me hayan apasionado (cosa que si me ha pasado con el otro icono DC, Batman).
Tras su estancia en Batman durante un año- en el cual vio la luz esa correcta saga que fue ‘Hush‘- Jim Lee necesitaba otro macroproyecto en el que embarcarse. ¿Y que mejor que tocar al otro peso pesado de DC?. Dicho y hecho, Lee era anunciado como el dibujante durante doce meses de la serie de Superman (así, a secas, ni ‘Action Comics‘ ni ‘Adventures of Superman‘). A su lado, y como ya había pasado en ‘Hush’ con Jeph Loeb, Lee traía a un guionista estrella de la casa: Brian Azzarello.
Escritor de gran solidez, de Azzarello sobran casi todas las presentaciones que se le puedan hacer y que no recaigan en alabar la multipremiada ‘100 Balas‘ o sus salvajes incursiones en ‘Hellblazer‘ o ‘Cage‘, por poner algún «ejemplillo» suelto. Con tamaños artistas como carta de presentación, los 12 números de Superman no podían pintar mejor. La pregunta es, ¿mantienen las expectativas creadas?.
La historia que nos cuenta ‘Por el mañana’ se desarrolla de forma bien diferenciada en cada uno de los dos tomos en los que fue recopilada en Estados Unidos originalmente. En el primero de ellos, Azzarello arranca aparentemente en mitad de la nada, dejando al lector ciertamente confuso con cómo se nos narran los hechos: Superman habla (más bien se confiesa) con un párroco mientras va desgranando los hechos que han llevado a la desaparición de un millón de personas a lo largo de todo el planeta. En un primer número escrito de forma excelsa, Azzarello nos deja ver el lado más humano de Superman, un lado que el guionista explorará a lo largo de todo el primer tomo.
Con un comienzo tan atípico, el escritor engancha por esa forma tan cinematográfica de contar la historia a través de concisos flashbacks, devolviendo la acción al presente cada pocas páginas. Al margen de Superman y el padre Leone, forman parte del hilo conductor de esta primera parte de la saga el misterioso mercenario Orr, una máquina de matar llamada Equus y el déspota liberador de un imaginario país oriental, el general Nox.
Conforme avanzan las páginas, descubrimos que tratando de acabar con las guerras intestinas de dicho país, el superhombre da con el artefacto que posiblemente es el responsable de la desaparición del comentado millón de habitantes del planeta. Afectado por el descubrimiento, Kal-el se lleva la máquina con la intención de averiguar su funcionamiento y así poder traer de vuelta a los desaparecidos, entre los que se encuentra su mujer, Lois Lane.
Llegamos así al ecuador de la trama. Con una primera parte brillante, en la que Azzarello no tira en exceso de las ya más que manidas espectaculares batallas (marca de las colecciones del Hombre de Acero) y se dedica a analizar los fundamentos de un personaje con casi 70 años de edad, el terreno queda preparado para rubricar de forma sobresaliente la maxiserie. Por desgracia, en los seis números que cierran ‘Por el mañana’, el guionista pierde gran parte de la coherencia argumental de la que había hecho gala en el comienzo de su andadura y sus guiones van perdiendo fuelle y ganando en surrealismo conforme la narración llega a su fin.
En esta segunda parte, el guionista si echa mano de una sucesión inconexa de batallas fundamentadas en lo que se supone la gran sorpresa del guión (que no voy a desvelar, tranquilos). Pero tal sorpresa no aguanta una peregrina y sucinta explicación, y menos aún el intenso uso que el escritor hace de la misma. Al final, el buen ritmo de los seis primeros números se pierde entre tanta conspiración y pelea sin sentido, acabando de forma mediocre lo que había empezado de manera brillante.
Si algo salva a la mediocridad de los guiones en la parte final, y ayuda sobremanera a sentar las bases de la historia en sus comienzos, es el espectacular dibujo de Lee. Como ya ocurriera en ‘Hush’, los lápices de Lee, acompañados por las tintas de su eterno colaborador Scott Williams, son lo mejor de la función y su Superman emana humanidad y humildad por los cuatro costados al tiempo que conserva ese aire de superhombre que lo sitúa por encima del resto de los mortales.
El preciosista dibujo de Lee y su atención por el más ínfimo detalle hacen que cada página tenga que ser mirada al menos un par de veces para aprehender todo aquello que el dibujante plasma en tan poco espacio. Un trabajo digno de admiración y que demuestra porque Lee sigue siendo un fan-favourite, no importando muchas veces que la calidad de los guiones que le acompañan sea, como poco, olvidable.
Superman. Por el mañana
- Autores: Brian Azzarello y Jim Lee
- Editorial: ECC
- Encuadernación: Cartoné
- Páginas: 344
- Precio: 28,50 euros en