‘Sortilegios’, los rincones oscuros de los cuentos de hadas

‘Rapaces‘, ‘Djinn‘, ‘La balada de las landas perdidas‘ y ‘Barracuda’, estos son los cuatro títulos que han servido a Jean Dufaux para adquirir la bien merecida fama que tiene entre los aficionados al cómic europeo como guionista capaz y siempre atento a inventarse mundos fantásticos en los que desarrollar sus intrigantes tramas. A ellos viene ahora a sumarse este primer capítulo de un cuento que promete muchas satisfacciones a los lectores que se acerquen a él, ya sea atraídos por el nombre de su escritor, ya por que cuenta con el bellísimo arte de nuestro Jose Luis Munuera.

Nos encontramos en Entremundo, un reino en el que la magia se encuentra en cada rincón. Una nueva, joven y bella reina ha ascendido al trono tras la muerte de su padre, pero por el camino ha tenido que renunciar al verdadero amor que un joven granjero le profesaba y que, por medio de un sortilegio cruel, ha terminado captando el interés del rey del Inframundo. Si a eso le unimos las intrigas palaciegas que la madre y el deformado hermano de la protagonista mantienen de cara a hacerse con el trono, y la extraña atracción que ésta sentirá por el diablo encarnado, tenemos los mimbres perfectos para que esta nueva saga sea una lectura espléndida.

Un hecho al que, obviamente, no será ajeno el magnífico trabajo que hace Munuera a unos lápices y tintas puntualizados de forma soberbia por la limitada paleta de colores que usa Sedyas: la conjunción de las espigadas figuras del dibujante murciano con los sombríos y térreos tonos del artista de Barakaldo (con el que ya colaborara en ‘Fraternity’ dando iguales resultados) son el preciso reflejo visual del guión de Dufaux y, a la postre, la excusa perfecta para dejarse llevar por este singular cuento de hadas del que esperamos grandes cosas.