Al menos bajo mi punto de vista, uno no puede considerarse un cinéfilo «como Dios manda» sin haber tenido contacto (más o menos intenso) con el cine de bajo presupuesto. En lo que a servidor respecta, dicho contacto surgió por obra y gracia de un enorme videoclub de mi ciudad natal hace años desaparecido que, en un momento clave de mi desarrollo como amante del séptimo arte (esa amplia fase que es la adolescencia) nutrió mis fines de semana de constantes producciones salidas de los rincones más variopintos de la geografía mundial adornadas con unos engañosas carátulas que le llevaban a pensar al que las alquilaba lo mucho que debían «molar».
La realidad terminaba siendo casi siempre bien diferente, y la estratagema de colocar épicas ilustraciones para después darse de bruces con una cinta rodada con «cuatro duros», aunque chocante al principio terminaba dando paso a todo un particular mundo de apuestas personales acerca de si las elegidas de la semana iban a terminar entrando de lleno en el cajón de las «basuras que nunca volvería a ver ni cobrando».
Parte fundamental pues del acerbo cinematográfico del que esto suscribe, que el cine de ‘Serie B’ sea protagonista fundamental de este singular trabajo de Andrés G.Leiva era, a priori, un hecho muy positivo de cara tanto a las expectativas iniciales con las que aproximarse al volumen publicado por Dib-buks como a las potenciales valoraciones finales que de él pudieran derivarse. Ahora bien, por mucho que pudiera contar con mis simpatías previas, nada podía prepararme para la asombrosa realidad que conforma una de las lecturas más estimulantes que se pudieron hacer durante el pasado 2014, una en cuyo corazón subyace un sentido homenaje hacia el séptimo arte que termina convirtiéndola en todo un ejercicio de narración plagado de hallazgos y guiños.
(Atención, de aquí hasta el final, spoilers inevitables) Entre los primeros cabe contar el reto que plantea el trabajo de Leiva en su primer tramo, cuando todavía no sabemos de qué diantres va el asunto y la acción se mueve a través de micro-relatos llamados a servir de emulo a diferentes géneros típicos del cine de bajo presupuesto. Hilvanados aquéllos que terminarán formando parte de la trama global, Leiva nos sorprende con un giro inesperado cuando se nos desvela que a lo que en realidad estamos asistiendo es al rodaje de un filme de ínfimos medios que, cosido cual monstruo de Frankenstein, está echando mano de todos los géneros a su disposición para asegurar su improbable «éxito».
El golpe maestro que este cambio de rumbo supone sigue en aumento conforme vamos avanzando en la lectura y Leiva comienza a coquetear con la disolución de la frontera entre realidad y ficción, dejando paso a que ambas se contaminen mutuamente hasta el punto de que todo parezca una ensoñación. Caracterizado todo el proceso por su personal trazo y una narrativa especialmente elocuente, las lecturas que van dimanando de las páginas de ‘Serie B’ no se circunscriben en última instancia al mero guiño (aunque éstos incluyen la presencia de dos de los actores fetiche de Ed Wood o la mención a cierta leyenda de la Edad de Oro de Hollywood que tocaba el piano con su miembro viril) sino que intentan plantear ciertas reflexiones nada desdeñables que abundan en la percepción final que se tiene de esta espléndida lección de narrativa secuencial.
Serie B
- Autores: Andrés G.Leiva
- Editorial: Dib-buks
- Encuadernación: Cartoné
- Páginas: 152 páginas
- Precio: 18 euros