Se acerca el final de 2015, y con él, comienzan a agolparse ciertas citas anuales que uno lleva esperando con ilusión los doce últimos meses. Y no, no me estoy refiriendo precisamente a ver las calles de mi ciudad decoradas con luces, a tener que soportar los centros comerciales atestados de gente comprando como si no hubiera un mañana o a aguantar los buenos deseos de esos que sólo se recuerdan una vez cada 365 días. Vamos, que ni siquiera me estoy acordando de poder dar cuenta de los dulces típicos de estas fechas que, por estas latitudes sureñas, son auténticas obras de arte si uno está dispuesto a desembolsar algo más de lo normal. No, mis miras van dirigidas a aquello que aquí más no interesa, el mundo del noveno arte y el desembarco de esos autores que, año tras año, traen bajo el brazo el mejor regalo navideño posible: un nuevo cómic.
Tercero en su trayectoria desde que nos «volara la cabeza» con ‘Cenizas’ en 2012 y volviera a repetir hazaña a finales de 2014 con la asombrosa ‘Murderabilia’, ‘Rituales’ es la nueva apuesta de Álvaro Ortiz. Una apuesta que, antes de comenzar a diseccionar, se salda —no podía ser de otra manera— con unos resultados ESPECTACULARES que insisten en una idea que ya nos había quedado clara a aquellos que nos habíamos acercado a sus dos anteriores títulos: que la portentosa imaginación de Ortiz, y su talento gráfico y narrativo conocen pocos iguales en el actual panorama del tebeo español. Es más, me atrevería a decir, sin ánimo de parecer exagerado, que la acotación podría ampliarse a las fronteras del viejo mundo y que a lo que aquí podemos asistir es algo que supera con mucho a un muy alto porcentaje de lo que nos llega mes a mes procedente del mercado franco-belga.
Y así es, para empezar, por esa huida muy consciente que el autor sigue haciendo a la hora de poder clasificar a ‘Rituales’ en un género en concreto. Pasaba con ‘Cenizas’ y ‘Murderabilia’, pero comparadas con éstas, lo caleidoscópico de ‘Rituales’ deja muy atrás a cualquier logro conseguido con anterioridad: la impresionante variedad de lo que aquí nos ofrece Ortiz, estructurada en pequeñas dosis con «capítulos» que nunca superan las cinco o seis páginas, se une al hecho de que, más allá de la presencia de cierto ídolo de potente miembro viril —el que aparece en la portada— y de lo que suele generar su presencia, cada uno de ellos es «de su padre y de su madre».
Arropada de un impresionante sentido de lo cinematográfico —algo que ya podría calificarse como una de las cualidades más relevantes de la forma de hacer tebeos de Ortiz— dicha variedad queda caracterizada, ya porque a cada nuevo salto que imponen los diversos capítulos, la acción parte de cero y se reinventa con personajes diferentes, localizaciones diferentes y épocas diferentes —aunque aquél con el que arranca el volumen sea recurrente a lo largo del mismo—; ya porque, al cambiar constantemente, da la impresión de acometer cada cinco o seis páginas la lectura de un tebeo cuya relación con lo inmediatamente anterior es casi imperceptible y sólo se revela hacia el final, cuando algunas de las muchas piezas que conforman éste complejo puzzle que es ‘Rituales’ se colocan en su posición correcta.
Ahora, que nadie se aproxime a este superlativo volumen esperando una explicación precisa a todos los misterios que trufan la narración y que siempre están relacionados con la ominosa presencia del citado «ídolo empalmado». Antes bien, puede que muchos queden decepcionados por un capítulo final que, lejos de dar respuestas, lo que ofrece es una suerte de hilvanado invisible que de forma muy metafórica y nada concreta, sirve para que el lector se quede un rato pensativo ante lo que acaba de consumir, y siga dándole vueltas a los cómos y por qués de tan hipnótica novela gráfica.
Una característica ésta, la de hipnótica, que se deriva mucho de lo que Ortiz cuenta pero que le debe aún más a la forma en la que lo cuenta: sin cambiar un ápice de estilo —su trazo es reconocible a la legua— y siendo sus viñetas, composiciones y lenguaje narrativo la fuente de la que mana esa cualidad cinematográfica de la que hablaba algo más arriba, las páginas de ‘Rituales’ vuelven a ser una permanente y asombrosa constatación del incuestionable talento para el arte secuencial que atesora el artista. Resulta imposible poner un ejemplo concreto que ilustre dicha afirmación cuando, ya en la página que hemos incluido más arriba, ya en las 127 que componen el resto del volumen, dejarse maravillar por el íntimo conocimiento del noveno arte que posee Álvaro Ortiz es, a la postre, sólo uno de los factores que nos llevan a aseverar de forma categórica que ‘Rituales’ es, sin lugar a dudas, uno de los TÍTULOS del AÑO.
Rituales
- Autores: Álvaro Ortiz
- Editorial: Astiberri
- Encuadernación: Cartoné
- Páginas: 128 páginas
- Precio: 16,15 euros en