Es algo que llevo haciendo desde hace cierto tiempo y de manera sistemática: leer los números uno de toda nueva colección que Image saca cada semana del año.
Creo que, tras tantos lustros dedicado a esta afición que son los tebeos, uno llega a desarrollar cierto sexto sentido en lo que a una serie es capaz de ofrecer con tan sólo echarle una mirada a su primer ejemplar —de hecho, no recuerdo si era Remender el que decía no hace mucho que se ha pasado de tener que convencer al lector de varios números a unas pocas páginas, y razón no le faltaba—; y considerando que Image es mi editorial favorita, se ha convertido en casi una obligación personal el darle una oportunidad a todas y cada una de las nuevas cabeceras que la compañía pone en circulación a lo largo de los meses. De esa costumbre han salido ya incontables alegrías que hoy llenan estanterías de mi tebeoteca pero más aún son las que no sobrevivieron a ese acercamiento a su número inicial o que, habiéndolo hecho, se quedaron por el camino después de tres o cuatro más. Lo dicho, un sexto sentido que, cuidado, no es infalible porque, si lo fuera, no habría dejado ‘Redlands‘ tras los dos números que me leí en su momento.
Conocido sobre todo por su asombrosa faceta de colorista, Jordi Bellaire se estrena en esta pesadilla aviñetada como un guionista sobradamente capaz que maneja con una soltura asombrosa los engranajes de un género tan complicado en el mundo del arte secuencial como el terror: muchas han sido las ocasiones en que hemos comentado por estas líneas lo complicado que es que un cómic pueda infundir cierta sensación de miedo en el lector sin tener a su disposición los mecanismos sonoros con que sí cuenta el cine. Pero también es cierto que, de un tiempo a esta parte, sobre todo gracias a cierto impulso dado nombres como Cullen Bunn, escritor que parece en perpetuo estado de gracia —atención a ‘Rogue Planet‘, lo último que le estoy leyendo al guionista de mano de Oni Press—, o Joe Hill —fantástico su ‘Plunge‘ para DC— que ha sido recogido por otros nombre en series que uno no debe perderse como ‘Red Mother‘ o esa maravilla que es ‘Something is Killing the Children‘ de Tynion.
Volviendo a ‘Redlands’, Bellaire echa mano aquí de tres brujas demoníacas —impresionante el trabajo que hace con cada una de ellas— que tienen completamente sometido a un pueblo de la américa profunda para construir un relato que te agarra las entrañas con una visceralidad increíble y que te mantiene en vilo mientras retuerce tus tripas con personajes desagradables y «secuencias» que harán las delicias de los amantes del gore. Todo ello queda envuelto en el retorcido y expresivo trazo de una Vanesa del Rey que interpreta a la perfección las claves que su partenaire va marcando, aportando una atmósfera alucinante y alucinógena a unas páginas que, por supuesto, se benefician sobremanera del tratamiento cromático que aporta su creador. El conjunto, como digo, es uno que, habiéndoseme escapado en su momento, se ha convertido a través de este primer volumen publicado por Norma en uno de esos «must have» si, como yo, sois amantes de este género que con tanta fortuna está creciendo hoy por hoy al otro lado del charco.
Misty Mission
- Autores: Jordi Bellaire y Vanesa del Rey
- Editorial: Norma
- Encuadernación: Rústica
- Páginas: 144 páginas
- Precio: 17,10 euros en