‘Planeta Tierra’, despertares

Combinar una historia de corte cotidiano acerca de una madre y dos hijas y los diferentes estados emocionales en los que éstas se encuentran con la presencia de un extraterrestre y salir airoso de tal empresa no es cosa fácil. Pero a Aisha Franz no parece costarle mucho trabajo, y aunque no podemos calificar de brillante o genial la lectura de este ‘Planeta Tierra’, la obra de la artista alemana sí que merece, cuanto menos, el calificativo de interesante y curiosa.

En las páginas de esta pequeña novela gráfica, Franz traza de una parte el relato que nos lleva a conocer a una niña de apenas diez años que anhela crecer y despertar a la edad adulta en la que ya se encuentran su hermana mayor y, por supuesto, su madre y que llevará a su casa a un extraterrestre que se convertirá en mudo testigo e inconsciente catalizador de ciertos acontecimientos que rodean a la pequeña. La hermana de ésta, una joven problemática que está despertando al sexo y se adhiere a una relación con un hombre que no le conviene es, por otra parte, fiel reflejo de una madre que se quedó embarazada muy joven y que ahora, ya madura recibe cual Ebenezeer Scrooge, la visita de su yo pasado para alentarla a despertar a la vida que aún le queda por vivir.

Mediante un trazo de talante naïf y una composición que alterna lo cerrado de una retícula cuadrada abigarrada con otras soluciones llamadas a exponer en un momento u otro los estados de ánimo de las protagonistas, ‘Planeta Tierra’ se configura como una lectura capaz de aludir a un grupo muy reducido de público, ese que siempre está abierto a nuevas experiencias tebeísticas y que puede encontrar pequeñas satisfacciones en historias como la que aquí encontramos, capaz de suscitar reflexiones, por muy «pequeñas» que éstas sean, acerca de la vida y cómo dejamos pasar momentos que después son muy difíciles de recuperar.