Con dos ediciones previas que tampoco arrastran tanto recorrido tras de sí, Panini vuelve a acercarse a ‘Dios ama, el hombre mata’, novela gráfica mítica donde las haya dentro del corpus mutante y, a tenor de lo que os encontraréis más abajo, uno de los mejores ejemplos de lo que Chris Claremont era capaz de conseguir cuando así se lo proponía. Para la ocasión, y recogiendo —no podía ser de otra manera, claro— lo que Marvel publicaba al otro lado del charco hace unos cuantos meses, esta nueva encarnación de la novela gráfica por excelencia de los hombres y mujeres X se disfraza con una nueva portada e incluye, atención, cuatro páginas nuevas que, ilustradas por un Brent Anderson que nada tiene que ver con su yo de hace tres largas décadas, poco aportan a un conjunto ya redondo y perfecto. Y como poco más hay que añadir a esta nueva y flamante edición, os dejamos con las muchas líneas que, hará cosa de tres años, dedicamos a ‘Dios ama, el hombre mata’. ‘Nuff said!!!
Corre el año 1982. Servidor cumplirá, a finales del mismo, siete años. Mis contactos con el mundo del cómic a esa edad se han limitado a algunos álbumes de ‘Tintín’, otros tantos de ‘Astérix’ y un tebeo protagonizado por D’Artacan lanzado, probablemente, como reclamo publicitario de algún producto lácteo. Más allá de haber visto el ‘Superman’ de Richard Donner y, si la memoria no me falla, algo del Spider-man televisivo de Nicholas Hammond, no tengo ni idea de que existen los cómics yanquis ni mucho menos que hay un grupo formado por algo llamado mutantes que, al otro lado del océano, hace las delicias de los lectores estadounidenses, que reciben con muy positivas críticas la publicación de ‘Dios Ama, el Hombre Mata’ como quinta entrega de esa colección de Novelas Gráficas Marvel que la casa de las Ideas ha inaugurado poco tiempo antes con ‘La muerte del Capitán Marvel’.
¿Recordáis cuándo hace unas semanas hablamos de ella y os comenté como llegó a mis manos? ¿Sí? —si es que no, siempre podéis pasaros por aquí— Pues bien, considerad estas líneas como continuación directa de la anécdota por cuanto, toda vez me hube bebido las páginas escritas y dibujadas por Jim Starlin, el siguiente «bocado» que le dí a la nutrida colección de aquél profesor de filosofía fue, como podréis imaginar, la novela gráfica que vuelve a ser actualidad gracias a la nueva edición que Panini le dedicaba el pasado mes.
Por más que entre el año de su publicación y el de mi primera lectura hubiera transcurrido casi una década, mi conocimiento del universo mutante seguía siendo inexistente, y de la misma manera que ‘La muerte del Capitán Marvel’ había supuesto mi entrada a empellones en parte del cosmos de la Casa de las Ideas, ‘Dios ama, el hombre mata’ iba a alzarse como el equivalente del micro-cosmos de los hombres y mujeres X; un encuentro que, en las tres casi tres décadas que han transcurrido desde entonces se ha repetido hasta dos veces más y que, a cada nueva instancia, se salda con reflexiones en las que no había incurrido anteriormente.
Obviedad donde las haya —la edad hace que se encuentren nuevas lecturas de viejos conocidos— lo que en un primer acercamiento me pareció un cómic irregular que era interesante cuando había «tortas» y rayaba en lo insufrible cuando Claremont dejaba libre su incontenida verborrea; pasó en un segundo a equilibrar ambos términos, favoreciendo aquella lectura hecha hace algo más de una década el encuentro con ciertos matices que han sido los que ahora, en la nueva revisión, hayan adquirido mayor y más potente relevancia.
El que los engloba a todos y hace que ‘Dios ama, el hombre mata’ se sienta atemporal, es la extrema dialéctica que envuelve al reverendo William Stryker, ese personaje que Bryan Singer convertirá en militar y que Brian Cox encarnará en la segunda entrega de la trilogía cinematográfica de los ‘X-Men’ —aún hoy, la mejor de todas las que se han rodado con los mutantes—; una entrega tremendamente influenciada en sus líneas generales por el guión de Claremont para esta novela y que, no obstante, al cambiar el talante religioso del antagonista de Xavier y sus alumnos por el castrense, dejaba de lado aquello que hoy, con tanto fundamentalismo, tan poca empatía hacia cualquier procedencia que pueda tener nuestro prójimo y tanto ultraderechismo al alza, resulta un discurso con plena vigencia.
Quizá, y esto sí es algo que no ha variado mucho a lo largo de los años —es más, a la vista de los extras de esta nueva edición, se hace aún más patente— el dibujo de Brent Anderson, aunque efectivo, no engalane como debiera la historia urdida por Claremont; y quizás, la superabundancia de diálogos del británico lastre en algunas ocasiones el avance de la lectura; pero ambos factores no atesoran la entidad suficiente como para hacer zozobrar lo más mínimo el sólido calado que tiene un cómic que, a ojos de este redactor, no hace sino mejorar con el paso del tiempo. ¿Seguiré pensando igual cuando, dentro de otros diez o quince años, lo rescate lleno de polvo de mi tebeoteca?
Patrulla-X: Dios Ama, el Hombre Mata
- Autores: Chris Claremont y Brent Anderson
- Editorial:Panini
- Encuadernación: Cartoné
- Páginas: 112 páginas
- Precio:17 euros