¿Cómo? ¿Qué nunca hemos hablado de ‘Parker’ en esta página? Eso hay que arreglarlo. Pero YA.
Cuatro volúmenes. Cuatro volúmenes que adaptaban sendos relato de Donald E.Westlake o Richard Stark, como queráis. Eso es todo lo que le hizo falta a Darwyn Cooke para pasar de aquél artista que nos había hecho vibrar con su incursión en ‘Catwoman‘ o su reimaginación de la edad de oro de los cómics de superhéroes con ese superlativo cómic que es ‘La nueva frontera‘ —del que, afortunadamente, sí hemos escrito en estas líneas— al genio que encumbró todo un género y que, a través de esos cuatro volúmenes, pasó a convertirse en auténtica leyenda del noveno arte, máxime, desafortunadamente, tras su prematura muerte en 2016. Un fallecimiento que nos privó de a saber cuántos proyectos que hubieran elevado aún más su nombre pero, sobre todo, de más aventuras de ‘Parker’, un personaje que en sus manos trascendió cuanto se había hecho por él, ya de manos de su creador, ya en una gran pantalla la que el personaje ha llegado en hasta ocho ocasiones diferentes —la mejor de ellas, aunque no en la que mejor es representado el personaje, el ‘Payback‘ de Brian Helgeland con Mel Gibson.
Para aquellos que no hayan visto la citada película en cualquiera de sus dos versiones —¿a qué estáis esperando?— y quieran darle una oportunidad a un cómic que, como reza el titular, trasciende el concepto de Obra Maestra y se establece, casi desde su aparición, como un clásico inconmensurable en toda regla, vaya este resumen del argumento libre de spoilers, al menos de los grandes, del primero de los dos volúmenes que ahora recoge Astiberri en un integral imprescindible: Parker es un ladrón profesional al que su mujer y su socio engañaron para quedarse con la tajada de su último golpe. Dado por muerto, volverá para vengarse de todos los que lo traicionaron. A grandes rasgos este es el hilo narrativo que, como decimos, sigue ‘El Cazador’, un volumen en el que Cooke da el do de pecho con un trabajo sobresaliente en el que sería muy fácil alabar hasta la saciedad el estilo gráfico del artista: resulta una maravilla asombrosa comprobar como el (engañosamente) simple trazo del norteamericano es capaz de alcanzar la profundidad y madurez que se le ven en las páginas tanto de esos primeros pasos con Parker como en los segundos que dará con ‘La compañía‘, también incluido en este volumen.
Situando la acción en el año en el que se escribió la novela —en lugar de traerla al presente como hizo Helgeland—, Cooke demuestra lo bien que sabe capturar el espíritu de la época al tiempo que mantiene una cualidad atemporal, haciendo que sus páginas reflejen tanto los años sesenta como, si así lo quisiéramos, la actualidad. La elección del autor a la hora de que el cómic carezca de color al margen de unas tonalidades de gris azulado es otra de esas que muestran a un genio del noveno arte, sobre todo teniendo en cuenta que su línea es lo suficientemente oscura para mostrar el tono crispado de la acción y que las manchas de sombreado no hacen sino acentuar la innata capacidad del dibujo para representar los claroscuros y potenciar la frialdad que muestran todos los personajes que aparecen.
Pero si sobresaliente resulta lo que el Cooke dibujante es capaz de plasmar, entonces la forma en la que adapta el texto de Stark es lo que nos hace afirmar que el título alcanza la categoría de clásico: echando mano de numerosos recursos, el que más llama la atención es el constante cambio en la voz de la narración. Con un primer acto simplemente perfecto en el que el autor casi no hace uso del texto para narrar el devenir del personaje, Cooke va adoptando diferentes aproximaciones al storytelling: unas veces silente, otras con bocadillos de diálogo que ponen voz a los personajes, otras utilizando un narrador omniscente y siempre sin que se note un salto brusco entre ellas, haciendo el autor que la transición sea fluida y sin choques bruscos logrando renovar la atención del lector cada vez que uno de los cambios tiene lugar.
Capturando mediante este recurso de forma inmejorable las variadas personalidades que aparecen en la acción, donde Cooke se explaya es en la definición de Parker, un antihéroe con todas las de la ley, un superviviente nato de porte intimidatorio pero que al tiempo es retratado como una figura por la que sentir lástima. Por fuera será una roca fría, pero por dentro no es más que un hombre roto por una vida llena de miserias tapada con los lujos que le permiten los robos, y eso precisamente es lo que hace tan fascinante a ‘El cazador‘, el que al margen de ser un relato negro construido a la perfección y sin fisuras, sirva como un estudio brillante acerca de un personaje tan atractivo como Parker. Y, cuidado, que sólo estamos hablando de la primera porque, si en la segunda hubiéramos de abundar tan sólo habría más alabanzas que añadir, ya al cambio del gris por el azul, ya a las experimentaciones a lo cartoon que Cooke mete en una historia igualmente apasionante y al límite.
La edición de Astiberri, aunque magnífica, nos deja con las ganas de que se hubieran decidido a publicar de nuevo este material en el formato con el que IDW lo recopiló allá por 2011, una «Martini edition’ que, en slipcase —volumen con caja en la que alojarlo— contenía no sólo ‘El cazador’ y ‘La compañía’, sino numeroso material adicional como la entrevista que sí contiene la edición española, un par de historias cortas extra o ilustraciones de Cooke sobre las versiones cinematográficas del personaje. Todo en un tamaño mayor que el de los Absolutes de DC en un objeto de coleccionista que, este año, por fin, y si los hados nos acompañan, contará con su anhelado acompañante.
Parker. Integral 1
- Autores: Darwyn Cooke
- Editorial: Astiberri
- Encuadernación: Cartoné
- Páginas: 312 páginas
- Precio: 30 euros
- COOKE, DARWYN (Author)