Si bien hace pocas semanas hemos podido leer su incursión en el universo Star Wars de mano de una miniserie que, arrancando al final de ‘El retorno del jedi’, venía a servir de primer puente entre el final de la trilogía original y el nuevo comienzo que ha supuesto ‘El despertar de la fuerza’ —una cinta que, nota al margen, habiendo destronado a ‘Avatar’ como la más taquillera de la historia en Estados Unidos, parece dispuesta a hacer lo propio a nivel mundial—, lo cierto es que si nos acercamos a cualquiera de sus otros proyectos, la clara impresión que deja Brian Wood es ser uno de esos autores de «voz» más que reconocible que siempre parece nadar a contracorriente de las reglas no escritas dictadas por las majors estadounidenses. Sólo así se explican, por ejemplo, las tres series de mayor calado que ha publicado hasta el momento: ‘DMZ’, ‘Northlanders’ y ‘The Massive’: las dos primeras bajo Vertigo, la tercera en el seno de Dark Horse, cualquiera de ellas es una muestra excelente ya de la tendencia del guionista a plantear futuros post-apocalípticos mediante los que dar rienda suelta a un análisis crítico nada velado hacia la sociedad actual, ya de su amplia capacidad para, en futuro o en pasado, trazar historias plagadas de personajes con un carisma asombroso.
Y en ‘Northlanders’, cabecera con la que Wood nos traslada a finales del s.X a latitudes del norte del viejo mundo, ese personaje es sin duda alguna —al menos en este volumen— el Sven que da nombre al primero de los cinco recopilatorios en tapa dura en los que ECC recogerá la totalidad de la serie de la que previamente publicaron los dos últimos volúmenes en rústica después de que Planeta perdiera los derechos de DC: vikingo que vuelve a su tierra natal después de haberla abandonado siendo un niño y de haber recorrido gran parte del mundo conocido hasta dar con sus huesos en Constantinopla, Sven es un antihéroe en toda regla que en las hábiles manos de Wood se trastoca en un personaje ante el que resulta imposible no caer rendido. Guerrero con una visión del mundo, la vida y lo que significa ser vikingo que nada tiene que ver con los patrones que uno asociaría a la belicosa raza, es esa voz diferente en la que Wood se apoya para trazar un relato cargado de violencia, sí, pero también de amargura y melancolía, factores éstos que hacen de la lectura de ‘Northlanders’ una gozada por lo mucho que, de nuevo, se separan sin hacerlo —si tal cosa es posible— de lo que cabría esperar de una historia vikingos.
Para reforzar esa impresión nada mejor que contar con el espléndido trabajo que realiza, con su personal y reconocible trazo, Davide Gianfelice; un artista que cuenta como mejores bazas su estilizada forma de caracterizar a los personajes, el dinamismo que aporta a las diversas secuencias de acción que trufan el relato y el trabajar como preciso complemento de la labor de Wood sin que su personalidad se termine imponiendo a la del guionista, ni viceversa. En comparación al arco que sigue a Sven, los dos números que cierran el volumen, y que quedan firmados en lo gráfico por Dean Ormston, saben a menos por cuanto al dibujante británico le falta la garra de su colega italiano; pero es un «mal» muy menor teniendo en cuenta lo suplementario de lo que nos cuenta Wood en dichas páginas y que, en lo que a él compete, el nivel no decae ni un ápice. Un primer volumen soberbio de una serie que, a partir de aquí, sólo seguirá creciendo.