V. Kingdom Come

‘No estoy tan bueno para que me comas’, lamer, morder, amar

¿Perdón? Pues si, otro más para la colección de mangas erótico-festivos con títulos creativos en la línea de ‘Cuando estás delante solo pienso en empotrarte‘ o ‘El bombero de los dedos de fuego‘, que casi se antojan mas propios del cine para adultos que reinó en los videoclubs de los 80 allá por el siglo pasado. En el caso de ‘No estoy tan bueno para que me comas‘ el título no puede ser más gráfico con la historia dos compañeros de instituto, un humano y un demonio que se ven envueltos en una relación en la que la clave es el deseo…pero no sabemos si se trata de lujuria o de pura gula.

El quid de la cuestión es que en el mundo en que se desarrolla nuestra historia los demonios existen, van a clase como cualquier hijo de vecino y sienten apetito por la carne humana, pero viviendo civilizadamente con unos humanos cuyo número ha disminuido exponencialmente. Aquí será donde aparezca el conflicto cuando Hodaka, un atractivo diablo que sufre frecuentes malestares y dolores de cabeza descubre que uno de sus compañeros, Hiyori, es un humano camuflado entre ellos. Y no sólo eso, sino que el olor de este le resulta delicioso y olerlo, chuparlo y mordisquearlo consiguen tanto aliviar sus males como darle gran placer. Aunque claro, el pobre Hiyori teme que el próximo paso sea devorarlo vivo, mientras Hodaka hace suyo ese trasnochado «Te voy a meter de todo menos miedo»…claro que eso no sería estrictamente verdad ya que el terror también entra en la ecuación.

Lejos del canibalismo salvaje del muy recomendable ‘Gannibal‘ o ese surrealista arranque de ‘MADK‘ en el que el protagonista pide como deseo al diablo que ha invocado comer carne de demonio, ‘No estoy tan bueno para que me comas’ tiende más al mordisquito que al desgarro. Este es un manga juguetón, con sus equívocos y escenitas de enamorados (la verdad que pasman un poco los rubores de Hiyori aún tras haberse conocido, no sé si el término es muy adecuado teniendo en cuenta su partenaire, en el sentido bíblico), aunque hay que reconocer que a medida avanza esta historia de simpático arranque la obra se va tornando excesivamente repetitiva, con diálogos que dan la vuelta a las mismas ideas y una lenta evolución de los personajes, a pesar de la introducción de elementos como la posibilidad de que Hiyori sea descubierto por otro diablo hambriento, la obsesión del humano con la higiene (después de todo su nuevo amigo con derecho a bocado le dice como le obsesiona su olor) o el jueguecito con los caramelos. Siendo como es el primer tomo de los cinco que ya lleva publicados en Japón no está de más preguntarse cómo se puede estirar una fórmula que ya aquí parece empieza a agotarse.

No estoy tan bueno para que me comas es un BL sin pretensiones, con escenas muy explícitas y un dibujo que destaca en el diseño de sus personajes, mientras otros elementos visuales resultan más ignorados o casi podríamos decir descuidados. Un manga para auténticos enamorados del género, que se van a encontrar una trama de espíritu gamberro pero que acaba cayendo en tópicos como el proteccionismo posesivo o las dudas tipo «le gusto no le gusto» que chocan con el aroma perverso de su premisa, y que nos deja una ligera sensación ambigua pero no en el sentido que esperábamos, apostando más por el romance dulce que por la comedia dura. Quizás sus protagonistas, y por supuesto el lector se merece un poco más de picante en un infierno menos ardiente de lo esperado.

No estoy tan bueno para que me comas

  • Autores: Nichoume Yamada
  • Editorial: Panini Manga
  • Encuadernación: Rústica con sobrecubiertas
  • Páginas: 180 páginas
  • Precio: 8.95 euros

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