'Nacido de las estrellas', algo embrollado

La fantasía siempre ha sido, más que bien recibida, abrazada sin prejuicios ningunos por parte de este redactor. No en vano, haber crecido durante los ochenta garantizó que el género al que pertenecieron tantas y tantas producciones cinematográficas y novelas de las que di cuenta en aquellos decisivos años fuera, ahora que han pasado cuatro décadas, uno de mis predilectos en el futuro que hoy es presente. No obstante, que abrace sin remisión todo lo que viene de fantasía en estos tiempos no significa que haya perdido por completo la capacidad de ser objetivo. Antes bien, si algo provocaron la inmensa cantidad de historias que di cuenta en mis años mozos fue generar un espíritu bastante crítico que juzga con cierta severidad las propuestas enmarcadas en un género en el que ahora prueban suerte Jose Altozano y Andrés Garrido con este ‘Nacido de las estrellas’ que nos presenta Fandogamia en un álbum francés en tapa dura que se sale de la línea habitual de la editorial —tapa blanda y comic-book como tamaño máximo— en una clara indicación del respaldo que la editorial ha querido conceder a este relato en el que un mundo controlado con puño de hierro por un dictador con ansias de poder ilimitado verá en el nacimiento de un ser imposible el rayo de esperanza que lo apartará de la oscuridad que se cierne sobre él.

Hay buenas ideas en ‘Nacido de las estrellas‘, muy buenas ideas de hecho —el lore que se dibuja de fondo, ese «nacido de las estrellas» que da título al álbum y que tan bien recoge la tradición del «elegido», algún que otro personaje secundario…—, pero todo queda plasmado en un guión que avanza a ritmo irregular, apresurándose en la mayor parte de su recorrido a tal velocidad que ese lore que resulta tan atractivo no termina de desarrollarse como debiera y la trama que enfrenta a Oren, el dictador con ansias de poder, con el «nacido de las estrellas» y su pequeña cohorte de secundarios, no termina de cuajar por que, por más que queramos sentir cierta afinidad con el «bueno» del relato, no hay recorrido —ni sensación de recorrido— que ayude a generar la necesaria empatía. El dibujo de Andrés Garrido, de fuerte personalidad, dinámico y expresivo, no es, desafortunadamente, suficiente para vencer esa sensación de no poder entrar en lo que el álbum nos propone y queda a su cierre la clara impresión de que, en lugar de estas meras 64 páginas, ‘Nacido de las estrellas’ hubiera necesitado, quizás del doble —o incluso más— para poder dar justa cabida a esto que se nos antoja casi como el resumen de algo mucho más grande.