‘Multimillonarios: Las vidas de los ricos y poderosos’, la agría faz del vil metal

Vivimos en un mundo cada vez más polarizado. Las diferencias socio-culturales que siempre han existido en nuestra especie no parecen hacer otra cosa con el paso de los años que aumentar por más que sepamos, porque para eso hemos leído ‘Factfulness‘ —un libro que os recomendamos encarecidamente— que la vida es ahora considerablemente mejor a nivel global que hace 50 años. El 2020 y todo lo que él ha traído no parece haber jugado a favor de que dichas diferencias disminuyan, sobre todo cuando uno se asoma a las noticias que han ido circulando durante el pasado año y lee cosas como que la fortuna de Jeff Bezos, el propietario y fundador de Amazon, aumentó en un sólo día del mes de julio la friolera de 13.000 millones de dólares…sí, habéis leído bien, ¡¡¡13.000 millones de dólares!!!, una cifra que lo situaba todavía a mayor distancia de sus «competidores» como el hombre más rico del mundo.

Que una única persona pueda amasar tamaña cantidad de dinero en un sólo día y que su capital ronde los 200.000 millones de dólares es una de esas aberraciones que sólo ocurren en nuestra especie y que, no obstante, por más que sea fuente incuestionable de envidias a lo ancho y largo del globo terráqueo, se fundamenta, si hay que atender a lo que nos cuenta Darryl Cunningham en ‘Multimillonarios. Las vidas de los ricos y poderosos‘, en prácticas laborales que rozan la tiranía y que abusan hasta decir basta de sus empleados: en el caso de Amazon, por ejemplo, el cómic que publica Evolution nos acerca las reprobables y muy draconianas medidas que se toman en los centros logísticos del gigante de ventas online para forzar que los que allí trabajan empaqueten/recojan 100 artículos por hora o que, a las tres faltas acumuladas, se les despida sin miramientos.

Es evidente que una fortuna de ese calibre no se levanta sólo con el sudor de la frente de uno mismo, y aún más que Bezos, Rupert Murdoch —el titán de los medios de comunicación que, tras la compra de la 20th Century Fox por parte de Disney, se convirtió en el mayor accionista de la compañía del ratón— y los hermanos Koch, el trío (cuarteto) protagonista de este espléndido libro, tienen innumerables esqueletos en el armario que, de destaparse, les causarían no pocos quebraderos de cabeza a los departamentos de relaciones públicas de sus conglomerados. De algunos de esos esqueletos nos habla Cunningham en un volumen que no se corta ni un pelo, que basa su tremenda eficacia en un dibujo simple y en una ingente cantidad de información perfectamente presentada y ordenada de manera pulcra e inequivocamente inteligible y que, más allá del evidente cabreo que provocará en el lector —porque, a ver, a poco que uno tenga escrúpulos, lo que aquí se expone es una de las peores caras de la humanidad—, ilustra a la perfección este mundo de luces y sombras en el que vivimos y en el que el poder, por más que la definición de democracia quiera decir lo contrario, sólo lo ostentan unos pocos…unos pocos que cada vez son menos, cabría apostillar.