‘Mister No Revolution: California’, el invento funciona a la perfección

Renovarse o morir. Algo así debieron pensar en la editorial Bonelli cuando se plantearon esta suerte de reinicio para Mister No, personaje bandera que lleva a sus espaldas un buen puñado de años cargados de historias inolvidables. La anterior entrega, con la Guerra de Vietnam como telón de fondo, dispuso las nuevas piezas sobre el tablero, moviendo unos años más adelante el origen de Jerry Drake (así se llama la persona tras Mister No). Ya no será la Segunda Guerra Mundial la que vería nacer a este rebelde luchador tal y como lo había concebido en un principio su creador Guido Nolitta, ahora todo tendría lugar en el mencionado conflicto asiático, narrado magistralmente en el primer volumen de la serie. Nos llega ahora una segunda parte (serán tres las que conformen la historia completa) que no hace más que confirmar las buenas intenciones (y mejor ejecución de ideas) que ya vimos en el volumen que abría la saga. Este ‘Mister No Revolution: California’ vuelve a ofrecernos una lectura sólida, redefiniendo al personaje, actualizando muchos conceptos para que todo funcione a la perfección y el lector no encuentre ningún elemento que haya podido quedar fuera de lugar. Una nueva perspectiva con tintes de desafío.

¿Qué le puede ofrecer California al personaje? Tras sobrevivir a Vietnam, Drake decide moverse a San Francisco en lugar de volver a Nueva York. Aquí estará acompañado por su amigo Jim y su hermana Zoe, su actual novia. Todo el ambiente cultural y político de la época parece estar cambiando a No, la totalidad de las personas que lo rodean son más jóvenes que él, hecho que termina por modificar muchos de sus aspectos personales. Para empezar encontrará un trabajo de friegaplatos y poco a poco comenzará a tener cierto contacto con el entorno universitario, sobre todo con un profesor de Zoe. Para aderezar estas escenas nada mejor que introducir algunos flashbacks que aportarán datos de lo más interesantes acerca del pasado de Jerry que ayudarán a comprender mejor los acontecimientos presentes. El guionista Michele Massiero sabe muy bien la historia que quiere construir y aprovecha a la perfección todo lo expuesto en la anterior entrega y crea una amalgama en la que todo converge al mismo punto: la idea inicial de revival, un repaso por episodios históricos de importancia que hayan tenido lugar en las última décadas y la política actual.

Una situación que va a dar lugar a un interesante conflicto interior en el personaje principal, toda esa quietud provocada por la desilusión generalizada, el vacío ocasionado por las continuas batallas ideológicas que, al fin y al cabo, se resumen en el egoísmo de la sociedad buscando siempre intereses propios. El guión de Massiero mantiene al lector en un estado de interés absoluto, jugando con el tempo de la narración, sabe combinar a la perfección los momentos más “tranquilos” con otros que contienen pasajes de acción. La mezcla pasado-presente fluye sin estridencias, explicando cada una de las escenas y la relación que guardan unas con otras obteniendo un resultado final digno de alabar. Al igual que las ilustraciones de Alessio Avallone cuyo estilo dinámico cumple sobradamente a la hora de caracterizar a los personajes y, sobre todo, representar el paisaje en el que transcurre la acción (ese San Francisco en pleno Verano del Amor no puede ser más evocador). Al igual que en el primer volumen, en las últimas páginas nos vamos a encontrar un puñado de extras que nos van a servir para profundizar en el contexto de la obra, convirtiéndose en una lectura imprescindible para que el disfrute sea máximo. Próxima parada: Amazonia.