'Memorias de un dibujante en pijama. Integral', todo Roca

Cerrada la particular trilogía que Astiberri destinó, entre 2011 y 2017, a recoger en sendos volúmenes el trabajo de Paco Roca para las páginas de El País, era sólo cuestión de tiempo que la editorial bilbaína nos ofreciera un único volumen con la totalidad de las tribulaciones del autor valenciano enfundado en su ropa de noche. «Sólo cuestión de tiempo». Permitidme una pequeña digresión sobre esta sentencia antes de entrar por completo en materia: ¡cómo han cambiado las cosas en el mundo del tebeo en España! Hace años, dar por sentado que una editorial recopilaría varios álbumes en un volumen integral era poco menos que ciencia-ficción pero hoy, con los postulados que marcan el funcionamiento del mercado del noveno arte en España más cerca de lo que nunca han estado con respecto a los que rigen sus homónimos franceses o yanquis, los tomos que recogen toda una etapa o una colección completa son una realidad palpable en el mes a mes de las estanterías de cualquier tienda especializada que se precie. Y hay que alegrarse. Mucho, diría yo. Que, insisto, pasear hoy en día por un establecimiento destinado a mayor gloria de las viñetas en nuestro país ya no tiene nada que envidiarle a hacerlo por salones tan granados como los de cualquiera de las dos tiendas de Album en París, ese templo que es el Forbidden Planet londinense o la maravilla que es vagar por Midtown Comics en el Times Square neoyorquino.

Así las cosas, centremos nuestra atención en lo que hay que centrarla y dejemos claro, atendiendo de manera exclusiva a ‘Memorias de un dibujante en pijama’, que lo que recogen estas 224 páginas muestra la vena más ácida, cáustica y crítica del artista valenciano, una que observa la realidad que nos rodea, la disecciona con suma elocuencia y la sirve, ya desmenuzada, para deleite de los que, cómo él, hemos superado los cuarenta, estamos ya MUY cerca de los cincuenta y visto como nuestras ilusiones y sueños han sido sustituidos por lo que la vida nos ha puesto por delante y lo que esta sociedad maltrecha y en muchos sentidos agonizante ha tenido a bien reservarnos.

Aderezado el conjunto de los tres álbumes originales para la ocasión con una historia inédita de 16 páginas que, en clave de humorada muy absurda e hilarante, habla sin tapujos de las complejidades de navegar por el famoseo, la nueva lectura de todo lo aquí recopilado —una terna formada, recordemos, por ‘Memorias de un hombre en pijama’ y ‘Andanzas de un hombre en pijama’ y ‘Confesiones de un hombre en pijama‘— se alza como una de las mejores y más brillantes crónicas de lo que significa haber trasvasado esa barrera invisible de los cuarenta, comprobando que, como dijo alguien, es entonces cuando realmente empieza la vida y, en según qué áreas, descubriendo que ésta no es la que habíamos imaginado. Una desilusión que, gracias al talento del insigne responsable de ‘La casa’, se sabe compartida y duele un poquito menos después de haberse asomado a tan refrescantes viñetas. Mejores regalos no se nos ocurren de cara a las próximas fiestas. Queda dicho.