En los cuentos de hadas siempre ha habido brujas y monstruos pero que estos seres infernales se conviertan en protagonistas de cómics o libros destinados al público infantil puede parecer algo relativamente reciente. Ahi están películas como ‘Hotel Transilvania‘ y sus secuelas, sagas de libros como ‘Ana Kadabra‘ (que no solo de Harry Potter vive el mundo brujeril) y por supuesto ‘Shrek‘, en la que el que se lleva la princesa es el ogro, mientras los aspirantes a príncipe quedan como auténticos villanos. Pero eso por supuesto no es una novedad, y aquí llega el volumen 3 de ‘Melvin Monster‘, último de la saga, un cómic con el que nos remitimos nada menos que a los años 60, para demostrarlo.
A no muchos les sonará el nombre de su creador, John Stanley. Pero si digo que es también es el autor de ‘La pequeña Lulú‘ y escribió numerosos guiones para series como ‘El pájaro loco‘ o ‘Alvin y las ardillas‘ probablemente la cosa cambie. Stanley era un autor hecho al humor en varios campos, del slapstick a la parodia pasando por el más blanco más orientado a los niños, aunque tal como evoluciona el mundo quizás hoy no habría pasado la criba. ‘Melvin Monster’ es bien reflejo de esta capacidad, presentando Monsterville, una ciudad cuyo nombre no engaña, ya que está poblada por monstruos, y en la que habitan Melvin y sus padres Baddy (al que no le basta solo con ser un monstruo aterrador sino que además es un padre deplorable bastante aficionado a escurrir el bulto) y Mommy (que como su nombre indica no sólo es su mamá, sino también una momia) así como las brujas Pequeña Espanto (cuyo aspecto está lejos de su nombre) o la señora McGargoyle, a la que nuestro héroe lleva por el camino de la amargura con su insistencia de entrar en su escuela, el demonio de la guarda Damon, el cocodrilo antropófago Cleopatra y toda una pléyade de secundarios monstruosos, auténticos tópicos pero no carentes en absoluto de carisma.
En una suerte de universo al revés en el que lo bueno es malo y viceversa pero en el que un Melvin al que le gustan las flores y hacer volar su cometa (de murciélago, eso sí) mantiene a pesar de todo su inocencia, las aventuras cotidianas se suceden, con actividades como trabajar de canguro, dar una píldora a un monstruo gigante o conseguir deshacer el típico hechizo de convertirse en rana. Todo en un auténtico derroche de humor con un buen equilibrio entre gags físicos, juegos de palabras y surrealismo puro (con escenas tan inclasificables como aquella en la que la madre de Melvin arrea varios escobazos al padre que ha encogido notablemente por un hechizo pero no por confundirlo con un ratón sino por que es sólo en estas circunstancias cuando puede vengarse de él) haciendo de esta una obra completamente disfrutable tanto para niños como para adultos.
Pero si hay algo que llama la atención desde el primer momento es su dibujo, tan sencillo como espectacular. De trazo ágil y color básico, fruto de su distribución en formato comic book de rápido consumo, su apartado gráfico destaca en el diseño de sus personajes, puro cartoon, amoldándose a esos tópicos tan caros como las mandíbulas prominentes o las narices ganchudas, pero que dosifica con inteligencia.
‘Melvin Monster’ es un canto a la sencillez bien entendida. Historias cortas en las que el gag intermedio es tan importante como el broche final, y en las que conquista tanto dibujo como guión, aun dando en más de una ocasión vueltas a un mismo tema, como vemos en las incursiones continuas de nuestro pequeño héroe para conseguir una educación. Tan solo humor y unos monstruos que, más que miedo, dan ganas de llevarse a casa. Un cómic atemporal.
Melvin Monster 3
- Autores: John Stanley
- Editorial: Diábolo
- Encuadernación: Cartoné
- Páginas: 120 páginas
- Precio: 29,95 euros




