‘Marvel Gold Los Cuatro Fantásticos Volumen 4: A Través del Universo’, asentándose en la perfección

Leídas con la perspectiva que da el paso del tiempo (y su tremendo poder de poner a cada cosa en su sitio) resulta absolutamente delicioso el poder disfrutar de la lectura de unos relatos como los contenidos en este ‘Marvel Gold Los Cuatro Fantásticos Volumen 4: A Través del Universo‘. Lo es por varios motivos. El primero, evidentemente, está relacionado con el torrente creativo de los autores encargados de llevar a La Primera Familia Marvel hasta los más remotos confines de la galaxia, unos Stan Lee y Jack Kirby que se encuentran en el punto más dulce de sus carreras, convirtiendo en oro todo lo que tocan. La segunda razón, también relacionada con el trabajo realizado por guionista y dibujante, es la cantidad de conceptos y personajes surgidos en estas páginas que, en un futuro, serán pieza clave del Universo Marvel. Ahí queda la raza extraterrestre Kree, Ronan el Acusador, la Inteligencia Suprema o la entidad conocida como Él que más tarde sería renombrada como Warlock. Como pueden comprobar, la importancia de muchos de los personajes que van a desfilar por las páginas de este cuarto Omnigold está más que probada, siendo pilares fundamentales de muchas historias futuras que tendrían su peso específico dentro de la continuidad marvelita. 

Nadie puede poner en duda la épica y el sentido de la maravilla que rezuma cada una de las páginas facturadas por Lee y Kirby. Al igual que nadie puede olvidar lo mucho que disfrutaban ahondando en la parte humana de estos personajes, haciéndolos más cercanos a base de problemas cotidianos que tendrían reacciones de lo más natural. El miembro del grupo que más sufría estas calamidades terrenales era sin lugar a duda el bueno de Ben Grimm, La Adorable Cosa de ojos azules obtendrá un tratamiento especial en cuanto a castigo psicológico se refiere. Un desarrollo que comenzará en la saga titulada La Ciudadela de la Ciencia en la que vamos a encontrar al rocoso héroe atormentado por algunas inquietudes que tienen que ver con la relación que mantiene con Alicia. De hecho, la imagen que desprende es la de un bromista consumado, siempre de buen humor y con apariencia robusta pero todo se trata de un mecanismo de defensa ante la inseguridad y la fragilidad de su mente al pensar en su amada. Lo dicho, problemas mundanos sufridos por seres poderosos que parecieran que casi nada puede herirlos físicamente a excepción de unos sentimientos dañinos.

Vale, con todo lo expuesto arriba habrán captado la idea. Pero que nadie se asuste, la acción a raudales no falta, giros inesperados y multitud de personajes invitados con los que interactúa el cuarteto, combates que tienen lugar en los emplazamientos más extraños contra enemigos que son un delirio: El Pensador, los gamberros de la Calle Yancy, Psicoman, Los Inhumanos, Pantera Negra, Estela Plateada, el Doctor Muerte, Daredevil, Spiderman, Thor, Galactus, Annihilus, la incorporación de Crystal al grupo en sustitución de una Sue que se encuentra de baja por maternidad, el Tótem Viviente o El Mago. Un listado de lo más completo y variado que demuestra lo bien que se lo pasaba el tándem Lee/Kirby a la hora de plantear estas aventuras, echando mano de nombres ya conocidos pero presentando otros de nuevo cuño, creando y expandiendo un universo que no dejaba de crecer ni de fascinar a la legión de lectores con que contaba el título. Hablar del nivel exhibido por Kirby es redundar una y otra vez sobre un tema al que no hay que añadir mucho más de lo que ya se ha dicho. Su trazo característico seguía evolucionando a cada página que dibujaba y empezaba a utilizar la técnica del fotomontaje para conseguir resultados aún más espectaculares. La publicidad entonces catalogaba a estos Cuatro Fantásticos como el mejor cómic de la historia. Me temo que el tiempo, una vez más, ha hecho justicia y no encontramos para nada exagerada esa afirmación.