En casa de mis padres no se compraban periódicos. Aún estando al tanto de toda la actualidad, mi padre no era de esos que se sentaba después de comer a leer el «diario» y formo parte de ese sesgo de treintañeros que empezaron a seguir las noticias escritas de forma asidua cuando apareció internet. Pero eso no quita para que, durante muchos años, los domingos se comprara de forma religiosa ‘El País’. ¿El motivo? Su maravilloso suplemento infantil, ese que desapareció en 2009 y que contuvo, entre otros muchos personajes, al ‘Marco Antonio‘ que ahora recopila EDT.
Ahora con la red y las tiendas especializadas cualquiera puede tener acceso a los cómics que desee, pero hace treinta años, en una ciudad en la que los cómics que se veían eran contados y en kioscos puntuales, poder disfrutar todas las semanas de ¡8 páginas! en las que se mezclaban ‘Spirou y Fantasio‘ y ‘Astérix‘ con ‘Blueberry‘ o el ‘Mac Coy‘ de Hernández Palacios (¿cuando veremos reeditada esta maravilla?) era un lujo inimaginable.
Y ya no os quiero ni contar cuando ‘El pequeño País‘ pasó de 8 a ¡¡32 páginas!! y empezó a serializar títulos tan «poco conocidos» como ‘Mot‘, ‘Goomer‘, ‘Garfield‘, ‘Calvin & Hobbes‘, ‘Leo Verdura‘ (¡qué grande era aquél león vegetariano!) y, cómo no, el ‘Marco Antonio’ de Mique Beltrán, una página que se convertiría rápidamente en una de las más emblemáticas del añorado suplemento.
Recopiladas en cuatro volúmenes por Glénat entre los años 93 y 99, EDT ha tenido a bien recuperar ahora el magnífico trabajo que Beltrán realizó para la que fue, es y seguirá siendo por mucho tiempo uno de los mejores ejemplos de tebeo infantil/juvenil/adulto que se ha hecho en este país. ¿Qué cómo es posible que Beltrán aludiera a tres tipos de público tan diferente? Veámoslo.
En ‘Marco Antonio’, el autor valenciano siguió, sirviéndose de su agradecido trazo, las andanzas de un pequeñajo que respondía a patrones de comportamiento no muy alejados de los que otros grandes personajes de las tiras de prensa como ‘Calvin & Hobbes’ o ‘Daniel el travieso’ ya habían explorado hasta la saciedad. De hecho, si sólo nos centrarámos en este aspecto, nada diferenciaría a ‘Marco Antonio’ de cualquier tebeo con niño aparecido hasta entonces.
Pero Beltrán sabía lo que se traía entre manos, y su creación es de todo menos común. Para empezar, Marco Antonio es hijo de Cleopatra (reedición de su dos álbumes ¡YA!) la heroina de aventuras creada por el autor. Y por si esto fuera poco, el pequeñajo tiene poderes telequinéticos derivados de la última aventura que vivió su progenitora.
Acompañado de sus amigos, inolvidables desde el primero al último, de su tía mulata y de su peculiar padre, la cuota de público infantil y juvenil del personaje queda asegurada semana tras semana por las continuas trastadas de Marco Antonio, el indebido uso de sus poderes y lo de cabeza que trae a su mayores. Pero, ¿y la de adulto?
Sólo (re)leído ahora, con veintidós años más que los que contaba cuando apareció por primera vez, desvela Marco Antonio su capacidad para conectar de forma precisa con los inadvertidos adultos que se acercarán en su momento a unas aventuras en las que Beltrán daba salida a muchos problemas universales del mundo de los «mayores» de boca de su creación.
Este redescubrimiento de lo que Beltrán «ocultó» en sus páginas hace de este volumen una auténtica delicia más allá de su claro valor nostálgico y revela, al tiempo, lo visionario de unas páginas que hoy, dos décadas después de su aparición, conservan intactas todo su encanto, demostrando un carácter imperecedero que ya quisieran para sí muchos de los cómics de los temidos noventa.
¡Casi se me olvidaba! AQUI, una petición para que vuelva ‘El pequeño País’
- Autores: Mique Beltrán
- Editorial: EDT
- Encuadernación: Cartoné
- Páginas: 312
- Precio: 35 euros
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