Los aficionados al 9º arte hemos tenido que escuchar hasta la saciedad la cantinela de que los cómics “son para críos”, y soportar que nadie los tomara en serio a pesar de tener ya más de un siglo de existencia. Gracias a obras como ‘Watchmen’, ‘Maus’ o ‘Sandman’, el género empezó a ganarse su respeto y a tener más aceptación entre el público adulto.
No obstante, las cosas han tomado un giro tan radical que hemos llegado a un punto en que el cómic parece estar dejando de lado al público más joven, el comprendido entre los 6 y los 12 años más o menos. Es decir, a las nuevas generaciones de lectores que irremediablemente deberían engancharse al mundo de las viñetas para que la industria pueda seguir teniendo continuidad.
Basta hacer un breve repaso para darse cuenta de esto. Por un lado, el género superheroico está cada vez más volcado en los lectores maduros que ya lleven varios años leyendo las aventuras de sus personajes. Esto se debe, por una parte, a la dificultad de introducirse en un universo que a veces se mira demasiado el ombligo y que puede resultar incomprensible si no se conoce la continuidad de tal o cual héroe. En este sentido, el ‘Marvel Adventures’ del guionista Jeff Parker supone un oasis para estos nuevos lectores.
Otra cuestión que aleja a los superhéroes de los chavales es el predominante registro oscuro y siniestro de sus aventuras. Esto es algo que ya comentaba Robby Reed en la entrevista que le hizo Albertini, que echa de menos el espíritu de la Edad de Plata del cómic yanqui.
Por otro lado tenemos el manga, que cada vez atrae a más lectores al mundo del cómic (aunque después no se salgan de Japón ni a tiros). Lo que ocurre es que las series con mayor éxito, principalmente shonen de la talla de Naruto o One Piece, siguen siendo más recomendables a partir de la adolescencia, por lo que los niños también quedan un poco fuera de juego.
En cuanto a los tebeos de toda la vida, los mortadelos, zipizapes y demás, me parece que ya están quedando más para los nostálgicos que para las nuevas generaciones. La esencia de Bruguera ya sólo se percibe en las incansables reediciones de sus personajes más célebres, y no se está haciendo lo suficiente por hacérselo llegar a los chavales.
Ante todo esto, las editoriales, que ya de por sí tienen un mercado difícil, prefieren centrarse en el público que ya tienen más asegurado en lugar de tratar de acercar el cómic a los niños, que hoy pasan del papel en favor de las pantallas y los gamepads. Y es que, ¿qué cómics que se publiquen actualmente creéis que pueden atraerles de verdad?
Personalmente, me alegro muchísimo de que la oferta para adultos sea cada vez mayor, de que sigan haciéndome babear con nuevas licencias y ediciones. Pero como sigamos dejando de lado a los más pequeños, al final este mundillo va a tener una media de edad más alta que el de los toros; y, bromas aparte, estaremos dando un paso atrás en el asentamiento del cómic en nuestro país.
Roberto Pastor: Me atrevería a decir que el cómic (y todas sus variantes) no son un tipo de ocio prioritario para los chavales de hoy en día, los cuales prefieren pasar el rato jugando a videojuegos que pararse a leer un tebeo. Aún así, hay una opción para ellos, y es el mencionado cómic nostálgico, como Super López, Percevan, etc. Este, aparte de despertar recuerdos dormidos en los que ya tenemos una edad, son la puerta de entrada para todos los niños que deseen conocer el mundillo. Si a nosotros nos sirvieron, ¿por qué no a ellos?
Albertini: Está claro que la edad del destinatario ha aumentado conforme ha madurado la industria. Aquí es donde hay que mirar dos frentes. El primero el hecho de lo poco desarrollada que está España en la industria tebeística. De hecho salvo Ibañez los tebeos más ‘para niños’ se dejaron de publicar hace una veintena de años. Personalmente doy gracias a mis Super Humor Mortadelo, mis ‘TBO’ en tapa dura y mis Asterix y Tintín, pero fuera de ello actualmente no hay vida por estos lares. El segundo es, además, el tema de qué comics se exportan aquí. Por ejemplo, las librerías tienen sólo shojo, shonen y seinen, sin embargo sí que hay mangas infantiles, sólo que no los vemos por aquí porque las editoriales no se arriesgan. Y cuando digo manga también puedo decir comic americano ya que allí a parte de los comics Disney (que ahora Planeta está haciendo el esfuerzo de publicar) están los de Archie.
Finalboss: Yo por mi parte no tengo claro que la situación sea tan grave. Es cierto que el sector no ha crecido por igual en todas las franjas de edad pero eso no implica que los más jóvenes estén desprovistos de novedades. Eso sí, como ya comenté en la mesa redonda sobre la crisis del tebeo autóctono, la editoriales tienen que empezar a preocuparse seriamente por fomentar la entrada de sangre fresca, tanto o más que los esfuerzos que dedican (o deberían dedicar) a cuidar a los que ya estamos condenados.
Rodrigo Fernández: Bajo mi punto de vista el cómic en general ha crecido mucho en el sector adulto y juvenil y sin embargo ha disminuido en el publico infantil, pero sigue existiendo la idea preconcebida de que es para niños, lo cual crea raras situaciones. La razón de porque el cómic infantil no está más desarrollado es para mi un auténtico misterio, para mi es una foma de ontroducción a la lectura más ligera, mas apoyada en imágenes y no solo texto y por tanto suele ser más relajada que leer una novela. Así pues mi conclusión hay mucho menor mercado infantil últimamente, los cómics se están volviendo en una cosa para jóvenes y adultos y no para niños y no entiendo el porqué.
P. Roberto J: Sí, el mercado USA ha perdido a su cliente niño para buscar su “cliente-coleccionista” o su “cliente-me-gusta-Mark-Millar”. La continuidad es un lío (aunque ya lo era en otros tiempos y no por ello nos echó para atrás). Además, a los editores les gustan los superhéroes con doble rasero y las historias adultas por una razón sencilla: dan dinero y puedes fomentar las portadas alternativas o cosas así sin problemas. Pero, a cambio, pueden ganar a los niños y engancharlos a su universo a través de las licencias cinematográficas.
Asumamos que el poder de lo audiovisual es mayor que en nuestra época y que los niños ven antes a Pixar que a Batman. No pasa nada: es el signo de los tiempos. Ni eso va a matar al tebeo ni se van a dejar de generar nuevos lectores. Puede que los niños no disfruten con los mismos personajes que nosotros lo hicimos o que lo hagan más tarde. Y, bueno, no todo está tan mal como nos pensamos: ya me hubiera gustado a mí que en mi época la biblioteca municipal hubiera tenido una sección de cómics de la que poder echar mano.
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