Ya sabéis, porque para eso me he encargado de afirmarlo una, otra y otra vez a lo largo de incontables ocasiones, de los muchos lazos de interés que me unen a la Segunda Guerra Mundial y lo muchísimo que he leído y visto acerca de aquellos tenebrosos seis años. Pero, por más que me haya asomado a centenares de libros, tebeos y películas situadas entre 1939 y 1945, y por mucho que, de cuando en cuando, piense que no hay ya más que contar acerca del horror al que la humanidad se vio obligada a mirar de frente; son varias las veces al cabo del año en las que veo rechazada dicha impresión de mano de historias como ‘Los ángeles de Auschwitz‘, un relato con una carga de veracidad considerable que, desde la ficción, sirve a Desberg para hablar de la esperanza en tiempos de oscuridad y de la resiliencia de nuestra especie para superar hasta la más pesadillesca adversidad.
El único problema al que se enfrenta el guión del artífice de ‘El Escorpión‘ o ‘La estrella del desierto‘ —de la que hablaremos en breve por estas líneas— es, precisamente, el tener algo nuevo que ofrecer, pisar en una porción de tierra que nadie antes haya hoyado cuando, en lo referente a la contienda, tanto y tanto se ha sembrado a lo largo de las décadas. Y si bien es cierto que, en su mayoría, lo que el guionista traza con ‘Los ángeles de Auschwitz’ cae, de una manera u otra, en algunos de los infinitos cajones que representan los arquetipos asociados a los muchos lugares comunes que aquí se conjuran —y supongo que no hace falta citarlos, cualquiera de los que tengáis en mente sobre judíos y nazis sirve—, también lo es que Desberg se las apaña para introducir una pequeña cuota de originalidad de la mano de su personaje central, un judío que supondrá un halo de luz en las tinieblas de aquel maldito lugar que «haría libres» a los de su pueblo y que, en cierto modo, se convertirá en un ángel para los que acabarán sus días dentro de los muros del campo de concentración.
Dividido en dos mitades muy bien diferenciadas, no ya por el tiempo en que transcurren, sino por las intenciones de cada una, lo más o menos estimable del guión de Desberg queda superado, con mucha diferencia, por la delicada labor de Emilio Van der Zuiden: preciso en la caracterización de sus personajes y en los escenarios en los que estos se mueven y elocuente en el uso del color, la sutil y esmerada línea clara que caracteriza sus planchas hace que ‘Los Ángeles de Auschwitz’ suba considerables enteros en la apreciación final que de ella podemos hacer. Tanto es así, que si sólo tuviéramos que valorar al guionista, el tebeo se quedaría en un modesto «bien» pero, al añadir lo que a Zuiden compete, subimos un amplio escalón para colocarnos en un «notable alto». Tal es la entidad de lo que las viñetas del neerlandés recogen en esta historia que apela a nuestro sentido de la humanidad y que, en estos tiempos tan aciagos que nos ha tocado vivir, habla con contundencia de cómo aferrarnos con toda la fuerza de que seamos capaces a la esperanza de que, tarde o temprano, veremos la luz.
Los ángeles de Auschwitz
- Autores: Stephen Desberg y Emilio Van der Zuiden
- Editorial: Norma Editorial
- Encuadernación: Cartoné
- Páginas: 80 páginas
- Precio: 22 euros