A lo largo de los años que han pasado desde que, a mediados de los noventa, cuando todavía estaba dando mis primeros y erráticos pasos dentro del mundillo, la leí por primera vez, han sido tan numerosos los acercamientos que le he hecho a ‘Arma X‘ que cabría decir, sin miedo a errar mucho en la afirmación, que esta es una de las cinco historias de superhéroes de la que más veces he dado cuenta en mi vida. Lo curioso del caso—y se viene revelación algo vergonzosa— es que, en las primeras, no sé, cuatro o cinco veces, lo que Barry Windsor-Smith puso en pie en las páginas de ‘Marvel Comics Presents‘…no me convenció en absoluto: por aquél entonces tenía un amigo que adoraba el estilo de dibujo del estadounidense, que besaba el suelo por donde éste pisaba y que tenía a ‘Clavos Rojos‘ —la legendaria adaptación que Roy Thomas y Windsor Smith hicieron del relato de Robert Howard— por cima indiscutible del noveno arte. Claro está, de tanto escucharlo, y de tanta insistencia en que debía, no, ESTABA OBLIGADO a hacerme tanto con la citada historia de Conan como con esta que hoy nos ocupa, claudiqué finalmente y, supongo que por una mala gestión de las expectativas, no encontré en este, una de los segmentos en que cabría encontrar el disperso origen de Lobezno, lo que se suponía que debía encontrar.
Afortunadamente, los años, la insistencia y el ir dejando que el estilo prerafaelita de Windsor-Smith fuera calando en mi bagaje visual, terminaron consiguiendo, hace ya mucho tiempo —tanto como veinte años o más— que ‘Arma X’ se convirtiera, ahora sí, en ese tesoro que, ya compartido, tenemos muchos amantes del arte secuencial. Recuperado de nuevo por Panini en un MUST-HAVE que pocas veces habrá respondido de manera tan íntima a dicho sello, he echado en falta, eso sí, una apuesta más contundente por parte de la editorial en términos de categoría de la edición. A fin de cuentas, a finales de marzo aparecía en Estados Unidos un Gallery Edition —formato similar al Grandes Tesoros Marvel de Panini— de ‘Weapon X’, no sólo con la historia original sino con la breve continuación a la misma que Windsor-Smith dibujaría años más tarde. Oportunidad perdida pues, tanto de haber publicado la edición definitiva de este material como de haber aprovechado lo muy asombroso de lo que, en términos de coloreado, muestran las planchas del volumen yanqui.
Teniéndonos que conformar con este formato comic-book que no cuenta con el magnífico color que sí tiene su gigante contrapartida americana, poco importan ediciones —bueno, no tan poco, pero ya me entendéis— cuando lo que aquí encontramos raya, treinta años después, incluso a más altura de la que ya lo hizo originariamente: revolucionaria por su planteamiento gráfico y por su salvaje talante, la historia que nos cuenta cómo Logan consiguió el adamantium de sus garras y huesos es de esas que, leídas cada cierto tiempo, siempre atesora algo de lo que nunca te habías percatado, sea eso algún detalle del guión o algún apunte en el dibujo. De hecho, aunque sepamos hacia dónde se dirige llegado el momento el relato y cuál es su magnífico golpe de efecto, es muy de valorar que siempre nos coja desprevenidos y que intentemos atisbar, lectura tras lectura, algún improbable indicio que apunte hacia él. Y para qué vamos a ahondar mucho en lo que al dibujo se refiere cuando, seguro —porque es seguro, ¿no?— sois de los que habéis gozado con estas maravillosas páginas en algún momento de vuestras vidas. ¿Que no? Vale. Pues al margen de tiraros de las orejas e invitaros, con cierto apremio, a que os hagáis con él, baste decir que lo que Windsor-Smith logra aquí es tan único, tan abrumador y de una elegancia tan visceral y bella que es imposible no caer rendido a sus pies. Dicho esto. ¿Vas a seguir dejándolo pasar? ‘Nuff said!!!!
Arma X
- Autores: Barry Windsor-Smith
- Editorial: Panini
- Encuadernación: Cartoné
- Páginas: 152 páginas
- Precio: 15 euros