'Liquor & cigarettes', cata a ciegas

Una pareja que es amiga desde la infancia, que viven enfrente uno de otro y cuyos trabajos incluso están casi al lado es buen caldo de cultivo no sólo para el romance, sino casi para el cuento de hadas. Sólo que en el caso de Camilo y Teo, los protagonistas de ‘Liquor & cigarettes‘, no podemos hablar de pareja al menos en su arranque, ya que mientras él primero es bisexual y admite estar enamorado del segundo desde hace mucho tiempo el segundo solo ha salido con chicas y la declaración de Camilo le pone tremendamente nervioso, ya que en realidad no puede evitar sentir algo especial por alguien al que considera casi su hermano. Sí, esta es una historia de amor, pero también de amistad y dudas, de esas que saben moverse entre la picardía y el platónico.

Pero el argumento de ‘Liquor & cigarettes’ no sólo lidia con un romance floreciente sino que añade un interesante matiz cuando suma al conjunto un secreto. Y este no es nada sórdido, pero afecta profundamente a Teo. Y es que mientras Camilo regenta un estanco y es fumador habitual al objeto de sus desvelos, propietario de una licoreria, el alcohol no le sienta precisamente bien. Dando cuerpo a eso de ‘En casa del herrero cuchillo de palo’ Teo es una de esas personas capaces de emborracharse con medio trago, algo que de ser de conocimiento público daría muy mala imagen a su negocio, y más cuando para la futura fiesta de la cosecha es propuesto para participar en un concurso de catas. Pero su amigo y aspirante a algo más acudirá al rescate proponiéndole entrenar para convertirse en un bebedor decente, aunque esto también es una pequeña excusa para intentar afianzar una relación que el desea sea mucho más que una mera amistad. Dos objetivos que no van a ser fáciles de alcanzar, amor y victoria, pero que van a dar forma a una historia con más de una decisión cuestionable por parte de sus personajes (por más que Camilo diga estar dispuesto a esperar y dejar que Teo se tome su tiempo para pensarlo digamos que hay momentos en que se aprovecha un poco del efecto que provoca el alcohol en su amigo y se toma unas cuantas libertades, por decirlo de una manera suave) pero que opta por un tono ligero y picante, lejos de ese ‘Coyote‘, también obra de Ranmaru Zariya y quizás la más conocida por estos lares, también publicada por Panini, que con su aroma trágico nos demostraba como se puede contar bien una historia a lo ‘Crepúsculo‘.

Manga en un único tomo, ‘Liquor & cigarettes’ es una historia de tono festivo, con unos protagonistas carismáticos que se ajustan a ese tópico no escrito de rubio y moreno, lanzado uno y tímido otro, que tan bien funcionan en el reino del BL. Con un cuidado apartado visual que a su buen diseño de personajes (aunque aquellos que hemos leído ‘Coyot’e no podemos evitar pensar la pareja protagonista de este se parece demasiado a la de aquel, solo que invirtiendo los colores de pelo) suma el detallismo de los objetos y unos fondos que, aunque no siempre están presentes, sorprenden por su minuciosidad. Zariya se recrea en cada viñeta, y revela su gran dominio de la anatomía en unas escenas de sexo rabiosamente explícitas en las que hasta se permite un toque de humor, como en esa historieta adicional en torno al erotismo del suspensorio. Esta obra es así, ligera, divertida y, ¿por qué no decirlo? sexy. Un romance sin ínfulas y de desenlace previsible pero que se lee con gusto y más gracias a un dibujo que conquista desde las primeras viñetas (sumando que en este caso para rematar las primeras páginas son a color). Para disfrutar como una buena espirituosa o, si sois fumadores, un buen habano, con calma y con gusto.