De fondo, al igual que lo hacía en las dos lecturas que a día de hoy ya le he hecho a ‘La casa azul’, suena la preciosa y oscarizada banda sonora que Elliot Goldenthal le compuso a su esposa para ese fascinante filme que es ‘Frida’. La elección, por supuesto, no es casual. Y ya no porque el nuevo título de Tyto Alba gire en torno a la singular figura de Frida Kahlo, que también, sino porque a lo largo de los 52 minutos sobre los que se prolonga la edición discográfica de tan soberbio trabajo musical, la desgarrada e inconfundible voz de la divina Chavela hace su aparición para llenar de aires de nostalgia un score que sirve de íntimo y fiel reflejo de lo que fue la vida de la torturada vida de la pintora mexicana.
Con las notas de Goldenthal (los temas para guitarra de la partitura son de una belleza acongojante) y la Vargas dándolo todo en ‘La Llorona’ (amén de la cuidada selección de temas autóctonos y esa espléndida canción que es ‘Burn it Blue’) introducirse en el mundo de Frida de mano del sobresaliente trabajo de Alba deviene en toda una experiencia sensorial que no se limita a la vista. Ahora bien, que nadie se lleve a engaño pensando que lo que el artista de Badalona plantea a lo largo de estas 64 páginas necesita de apoyos externos para su mejor disfrute.
Antes bien, una vez se arranca una lectura que se pasa en un suspiro, la miriada de estímulos que bombardea a aquel que sostenga el volumen es de tal magnitud que la primera y más clara conclusión que puede sacarse de ‘La casa azul’ es que probablemente estemos no sólo ante uno de los mejores tebeos del año, sino también ante lo mejor que Alba ha publicado hasta la fecha, quedándose muy por delante de ‘Sudd’, ‘El hijo’, la alabada ‘Sólo para gigantes’ o ‘Dos espíritus’.
Los motivos para afirmar tal cosa se sustentan en dos pilares fundamentales. De una parte, el increíble enhebrado que Alba hace de la vida de Kahlo a través de los desorganizados recuerdos de una Chavela que el autor usa como hilo conductor planteando un hipotético encuentro fortuito con la cantante antes de que Werner Herzog y su ‘Grito de piedra’ le sirviera como fortuito trampolín que la terminaría elevando a la categoría de mito de la canción universal. De la otra, la labor gráfica de un autor que se mete bajo el pellejo de Frida, haciendo suyos en muchos momentos los surrealistas modos pictóricos que la frágil pintora plasmó en sus reconocibles lienzos.
Del primero destaca la capacidad de Alba de construir un relato de desarrollo aparentemente casual, fruto de la deshilvanada memoria de Chavela, que no obstante recorre la existencia de Frida de cabo a rabo sin necesidad de aprehenderse de molestas formulaciones cronológicas, haciendo así aún más fascinante la historia de una vida que fue de todo menos común. Del segundo, como decía en el párrafo anterior, hay que aplaudir el soberbio ritmo de la narración (de nuevo, la lectura se pasa en un suspiro), y lo que el arte de Alba llega a introducirse en la psique de sus dos homenajeadas.
¿Dos? Por supuesto. En las formas que lo expresa el artista español, queda muy claro que resulta imposible entender a Frida sin Chavela y, quizás aún más, a Chavela sin Frida, y debido a esta simbiosis, ‘La casa azul’ es un sentido homenaje a dos mujeres inmortales que, cada una en su disciplina, dejaron una huella imborrable en la cultura universal. Una huella que, esperemos, pueda igualar en el noveno arte esta asombrosa lectura con la que Tyto Alba ha tocado el cielo. Un cielo tan azul como las paredes de la casa en la que vivió y murió una artista sin par.
La casa azul
- Autores: Tyto Alba
- Editorial: Astiberri
- Encuadernación: Cartoné
- Páginas: 64 páginas
- Precio: 14 euros