'La brujita oficinista 2', el romance de la bruja de Tokio

Hace mucho tiempo, cuando eso de lo políticamente correcto era una rumor en el éter, las brujas eran una señoras con cuerpos no normativos (con alguna excepción como alguna némesis surgida de la casa del ratón antropomorfo), añejo y repetitivo gusto para la moda, tendencias entre homicidas y caníbales y una querencia por el lindo gatito de turno que ejercía como único confidente, y probablemente línea directa con elaligno, de unas damas aficionadas a la soledad del bosque vaciado. Pero en esto de las hechiceras, ahora que el término bruja empieza a ser más que cuestionable, las cosas cambian y mucho, algo de lo que es buen espejo ‘La brujita oficinista‘.

Los aficionados al manga y al anime sabemos, con obras como ‘Nikki la aprendiz de bruja‘ como referente, que las brujas pueden ser dulces, entrañables y capaces de usar sus poderes para labores más cotidianas que maléficas. Shizuka, la protagonista de este manga, es así. Tímida y ligeramente atolondrada nuestra heroina trabaja en una oficina a la que va cada día en su escoba, vive con una iguana a la que solo ella consigue entender y disfruta leyendo manga o con placeres tan sencillos como el curry picante o una visita al parque de atracciones. Pero también hay sombras en un universo en el que no todo el mundo tiene poderes mágicos mucha gente se aprovecha de los poderes de Shizuka para encargos tan banales como entregar unos documentos o mover los muebles para una reunión. Y para colmo más de uno de sus compañeros de trabajo, de talante chismoso, asume que la relación con su antiguo novio no ha terminado e incluso van a casarse, algo que este también parece querer creer y no parece dispuesto a desmentir. La verdad, en todo esto la vida de Shizuka no se diferencia mucho de la de otras trabajadoras de su edad, en un microcosmos ligeramente tóxico al que va un día tras otro en una rutina con pocos alicientes.

Pero por supuesto para que nuestra historia avance debe haber un detonante y este parece ser el interés que Misono, otro empleado de la firma, parece empezar a sentir por nuestra protagonista. ‘La brujita oficinista’ apuesta por el romance de manual, con un toque de drama que encontramos en los momentos en que Shizuka es objeto de discriminación por parte de propios y extraños y una pizca de comedia en la que son esenciales unos equívocos en más de una ocasión fruto de unos poderes que se ven notablemente alterados por los sentimientos de la bruja, como en los momentos en que se teletransporta inesperadamente allí donde está su corazón.

Compuesta por dos tomos ‘La brujita oficinista’ es una de esas obras de romanticismo ligero, explorando más los sentimientos que los cuerpos de sus protagonistas y humor blanco. Una trama lejos de la crudeza de otras historias de amor exclusivas para mayores de 18 que si bien no fascina con la intensidad de otras relaciones amorosas a sangre y fuego si consigue que el lector esboce una sonrisa a poco que sienta un mínimo de empatía por sus personajes. Con un dibujo que se ajusta perfectamente a su tono, unos personajes de rasgos casi aniñados, y una buena creación de atmósferas que destaca en aquellos momentos en los que la protagonista vuela en su escoba con compañía ‘La brujita oficinista’ consigue un armonioso, aunque no apabullante, apartado visual que contribuye a hacer de este manga un shojo paradigmático por encima de la media.

Una relación adulta pero con muchos puntos comunes con un amor de instituto que sin duda conquistará a aquellos amantes del manga romántico más clásico, lejos de otras obras más crudas y adultas del catálogo de Fandogamia. Este cómic queda sin embargo como un entretenimiento ligero que, sin renunciar a los tópicos, se gana a su lector potencial a fuerza de amor sin dobleces ni dudas, en el que el conflicto más grave se debe a la inclusión de un determinado ingrediente en el menú (y esto no es metáfora, simplemente es que Misono odia el tomate). ‘La brujita oficinista’ es pura chispa, no tan salvaje como una llamarada pero de una belleza sencilla que a su manera hipnotiza. Así es la magia de las pequeñas cosas.