Hace ya dos años, pero parece que fuera ayer —bueno, o anteayer, tampoco hay que exagerar—, Astiberri publicaba ‘Cosmonauta’, un tebeo cuya portada era una invitación directa para los amantes de la ciencia-ficción y que, sin duda alguna, pillaba completamente de sorpresa al lector que se dejara seducir por dicha invitación: sí, había ciencia-ficción, pero lo que Pep Brocal planteaba en el relato iba un paso más allá, conjugando connotaciones de otra índole y haciendo de la primera obra que le leíamos por aquí al muy veterano autor catalán todo un descubrimiento lleno de matices que lo elevaban, en no pocas ocasiones durante la lectura, hasta mucho más allá del sobresaliente.
Así las cosas, huelga decir que las expectativas hacia ‘Inframundo’ eran, como poco, considerables, máxime cuando, sólo en términos de cantidad, Brocal casi dobla el número de páginas y Astiberri responde con una edición en tapa dura de mayor tamaño como afirmando sin hacerlo que lo que tenemos en las manos es de mucho calado. Y de mucho calado es. Tanto que, sin querer entrar en burdas comparaciones, diría que, más allá de lo sorprendente del envoltorio argumental bajo el que se acoge —ahora hablaremos de cuál es su premisa de partida— las disquisiciones filosóficas por las que transcurre este relato sirven de complemente perfecto a aquellas que ribeteaban ‘Cosmonauta’ y que, más que un hecho ajeno a ésta, ‘Inframundo’ es un perfecto complemento de las ideas que Brocal abordaba entonces, aderezadas con otros condimentos que, bajo similares estructuras, ofrecen resultados bien distintos.
En lo visual, dichas estructuras continúan discurriendo por unos derroteros espectaculares, no arredrándose Brocal en ningún momento a experimentar con la composición de la página, el sentido en el que se leen los bocadillos o la forma en la que el ritmo, casi siempre endiablado —y no hay ningún chiste facilón de por medio, que conste—, llega a alterarse a placer. Y si en su forma de contar la historia el artista español da muestras de un conocimiento asombroso del medio, en lo que respecta a la historia que cuenta ya ni hablamos: émulo nada oculto del descenso de Dante a los infiernos en busca de su amada Beatriz —el propio Alighieri es personaje fundamental en un momento dado de la acción—, pero cambiando al poeta italiano por la joven portera de un edificio y a su amor por su juguetón gato, ‘Inframundo’ también juega un poco a que Amalia sea, en parte, la Alicia de Lewis Carroll siguiendo al conejo blanco a su madriguera y despertando a un mundo que, plagado de muertos en diferentes estadios de conciencia, supone el necesario proceso de maduración que le permita dejar atrás ciertas rémoras que la impedían ser plenamente feliz.
Sirviéndose para articular el proceso de toda una miriada de geniales personajes —esa muerte con bombín y traje que tiene más de funcionario que de parca, es todo un hallazgo; el utilizar a Bruce Lee como insólito guía espiritual, otro— Brocal termina convirtiendo la lectura de ‘Inframundo’ en toda una experiencia que, no exenta de humor socarrón —ese chiste final a costa de cierto físico austriaco es desternillante— y de salpicaduras de crítica social, consigue alzar al tebeo como una de las más esperadas/inesperadas sorpresas de este 2019. ¿Llegará a formar parte de nuestra selección a finales de año?
Inframundo
- Autores: Pep Berrocal
- Editorial: Astiberri
- Encuadernación: Cartoné
- Páginas: 312 páginas
- Precio: 27,55 euros en