'Hulka. Empezar de cero', sota de esmeraldas

Corren tiempos extraños para Hulka. Jennifer Walters es uno de esos personajes que a pesar de no haber pertenecido nunca a esa primera fila en la que nunca faltan otros como Thor, el Capitán América o su mismo primo, siempre ha estado allí, ganándose una serie propia y formando parte de alineaciones tan emblemáticas como los Vengadores o los 4 Fantásticos. Una creación que, aunque su apodo superheroico venía a rebufo del de Bruce Banner, supo ganarse su puesto gracias a la labor de artistas como John Byrne, autor de una etapa mítica, entre los aficionados, pero respecto al resto del público potencial el asunto ha sido otro cantar.

Como ha pasado a lo largo de estos últimos dos años, Hulka, al igual que otros viejos amigos de la casa de las ideas como Ms. Marvel o Caballero Luna, ha saltado a la fama gracias a una serie que, reconozcámoslo, ha causado controversia. No entraré en polémicas sobre ella —aunque me quedo con esos dos primeros minutos del último episodio que parodian/homenajean la protagonizada por Lou Ferrigno— pero no se puede negar que es el momento más propicio para la aparición de una nueva serie dedicada a nuestra abogada favorita, tanto para aquellos que hayan disfrutado de su debut en la pequeña pantalla —que alguno hay— como para aquellos a los que les gusta jugar al juego de las diferencias entre el medio escrito y el televisivo en este momento es más que propicio Para ellos llega ‘Hulka: Empezar de cero‘.

Ni grandes juicios ni épicas batallas, como puede esperar más de un lector, implican en esta ocasión a Jen Walters. Nos encontramos a una Hulka que tras los acontecimientos que pudimos leer en los Vengadores y, en particular, la fase Guerra Mundial Hulka, ha vuelto a la normalidad tras un periodo en el que había cedido a sus instintos más salvajes, con un aspecto mucho más musculoso y rudo, y que incluso había estado involucrada sentimentalmente con el poderoso Thor. Retornada al estatus quo habitual, Jen se ve obligada a reinventarse de nuevo —una tesitura en la que no se ve por primera vez— dependiendo de favores ajenos tanto para volver a trabajar como letrada como para encontrar un nuevo apartamento o un vestuario decente —y esto no es baladí para una mujer de la talla de la amazona esmeralda. Descorazonador el momento en que se ve obligada a luchar casi en ropa interior para no estropear su único traje bueno…esto no va por el lado juguetón de la etapa Byrne—. Pero a lo largo de las páginas de este tomo Hulka demostrará como poco a poco puede salir a flote e incluso ayudar a alguien por el camino, y más cuando entra en escena la Sota de corazones, un personaje de esos que raramente salen del baúl de nuestros recuerdos —y que más de uno puede confundir con algún villano de la competencia— y que se encuentra en un momento si cabe más difícil, cuando ve como numerosos aspectos de su morfología y poderes han cambiado radicalmente de improviso, resultando clave en el desarrollo de la trama.

‘Hulka: Empezar de cero’ es uno de esos cómics que probablemente conquisten más a aquellos que ya quieren al personaje que a los lectores que se acercan a este por primera vez. Obra más de diálogos que de acción, con un desenlace que nos puede resultar ligeramente inconcluso, aunque no falten un par de enfrentamientos con Titania, con una resolución un tanto inesperada eso sí, y los inesperados cameos de Reed Richards, Caballero Luna —para lo poco que ha calado la serie el personaje está consiguiendo una nueva popularidad inusitada— o la adorable Cosa de ojos azules, esta nueva aventura de Hulka lejos está de esas historias más alocadas y humorísticas que hicieron brillar al personaje. Queda una trama correcta, con un dibujo que nos presenta la mejor cara de nuestra heroína pero que carece de dinamismo, aunque éste aumente con el paso de Rogé Antonio al estilo ligeramente manga de Luca Maresca en el número cuatro de los cinco que comprende este volumen.

Con el añadido de las portadas originales y alternativas, algunas de las cuales se agradecerían en un formato mayor, este tomo es de esos que ilusionan a un lector que lleva tiempo sin disfrutar de las aventuras de la carismática Hulka en solitario, pero resulta un flojo acercamiento a un personaje que siempre ha tenido una marcada voz propia y ha resultado rompedor en más de una ocasión, aunque por suerte no llega a los límites de vergüenza ajena con los que se ha presentado en otros medios y todavía podemos soñar quizás sea solo el vacilante comienzo de una etapa de esas que deja huella. Puede que Jen no sea tan fuerte como Bruce, pero siempre ha sido capaz de grande cosas: estamos deseando verlas.