‘Hans. Edición Integral 1’, epopeya sci-fi

Si sois de aquellos que beben los vientos desde hace años por el cómic europeo, ni ‘Thorgal’ ni Grzegorz Rosinski necesitan presentación. Si pertenéceis al amplio grupo que ha coqueteado de cuando en cuando con el tebeo hecho en el viejo continente, es probable que de algo os suene el nombre de tan señera cabecera o el de tan ilustre artista. Y si nunca os han llamado la atención las viñetas elaboradas a este lado del charco, os insto como siempre a que, a la mayor celeridad posible, os pongáis a adentraros en la vastísima variedad que, en comparación con el cómic estadounidense o, por supuesto, con lo limitado del manga, oferta mes a mes la BD francobelga. Y, ya que estamos, que si os apetece empecéis por la citada ‘Thorgal’, una de las mejores series de fantasía y aventura que se publican al otro lado de los Pirineos —aunque su pasado fuera mucho mejor que su presente, todo hay que decirlo— o, que lo hagáis a este primer volumen de los tres que conformarán la edición integral de ‘Hans’, una fantástica epopeya de ciencia-ficción que mantiene intactos los valores que la hicieron grande hace tres décadas.

Edición del mismo talante de los muchos integrales de cómic francobelga que estamos viendo por nuestras tierras en los últimos tiempos —ya sabéis, con entrevistas, numeroso material extra e impresas en papel de gramaje medio sin satinar para dar la impresión de añejo que tanto nos gusta a los coleccionistas— la recuperación de Éditions du Lombard de los cuatro álbumes aquí contenidos, y el que Norma haya apostado por el mismo, supone el feliz reencuentro personal con unas lecturas ya olvidadas que había hecho allá por finales de los ochenta de mano de los dos álbumes cartoné publicados en castellano por Ediciones B. Unos álbumes que no tuvieron continuidad y que nos acercaban a los comienzos de esta historia que sigue al enigmático Hans a través del tiempo y el espacio en la búsqueda de una paz que nunca es capaz de encontrar mientras intenta mantener a salvo a su amada Orquídea y lucha contra el tiránico Valsary, que quiere impedir a toda costa que el protagonista se alce como héroe de una revolución que podría acabar con su poder.

Si bien éste esquema podría ser algo corriente, las habilidosas manos de André-Paul Duchâteau lo convierten en un constante ir y venir de giros y sorpresas que mantienen al lector en vilo, construyendo el escritor y redactor jefe de la revista ‘Tintín’ un relato de ciencia-ficción que se acopla a la perfección a los cánones del género y a los modos en que éste se entendía en los ochenta —al menos en parte, porque había otra clara vertiente del mismo representada por Jodorowsky y Moebius— con personajes arquetípicos que funcionan sin fisuras y una acción que no para. Eso sí, si el trabajo de Duchâteau está a un nivel notable, lo que Rosinski hace en las planchas del volumen juega en una división completamente diferente: en una época en la que su arte está en lo más alto, las páginas de ‘Hans’ ofrecen todo un recital del detallado dibujo del artista polaco, caracterizado como siempre por el cuidado con el que se encarga del entintado, el mimo con el que trata los decorados y la claridad de su narrativa, cualidades todas que aumentan sobremanera la espléndida apreciación derivada del guión y que elevan a lo sobresaliente la percepción última que se obtiene de tan soberbia lectura.