‘Funeral 4. Destruction Eve’, leve cambio de tercio

Por más que la confianza sea el sentimiento principal que me mueve hacia Florent Maudoux, no sabía con qué ojos mirar el planteamiento que el autor de la genial ‘Freak’s Squeele’ y la aún más soberbia ‘Funeral’, pretendía imprimir al segundo arco argumental de ésta última: tras haber transitado los tres primeros volúmenes con un marcado tono de «shonen», y tomar el autor préstamos reconocidos de ‘Saint Seiya’ —ganándose así, de manera inmediata, mi eterna simpatía—, Maudoux afirmaba, y es algo que ya comentamos hace cosa de un año, que la segunda terna de volúmenes iban a asumir tonalidades de «shojo», la categoría del manga y el anime dirigida especialmente al público femenino adolescente. Pero, claro está, no contaba —que diría el Chapulín Colorado— con la astucia del dibujante y guionista…

Y es que a la hora de plantear este ‘Destruction Eve’, la única regla del «shojo» a la que Maudoux parece dar pábulos es a la de que el relato venga protagonizado por una fémina, Eva Van Helsing, a la que ya conocimos de pasada en las páginas previas y cuya historia, contada en flashback por Funeral, llena unas páginas que nada se alejan por lo demás de lo que ya pudimos leer en el primer arco. Lo que ello supone, por supuesto, es que todo aquello con lo que habíamos vibrado sobremanera de ese mundo virulento y al borde de la destrucción en el que viven los personajes, sigue aquí presente sin rendirse ni un ápice a esquemas estrictos del cómic nipón para chicas. Vamos, que no esperéis un ‘Candy, Candy’ o un ‘Ranma 1/2’, que de eso no va la cosa.

Gráficamente, Maudoux continua dejándonos atónitos con su expresivo manejo del color, con la potencia de su narrativa y con lo imaginativo del diseño de personajes —y vestuario de los mismos— y lo único que cabe lamentar es que el dibujante sólo utilizara de manera puntual al primero para ‘Freak’s Squeele’, una obra portentosa que ganaba incontables enteros cada vez que sus páginas eran manchadas por un uso superlativo de la gama cromática. Que todo en ‘Funeral’ quede planteado huyendo del blanco y negro, ya sirve de justificante obvio para poder afirmar que, en lo visual, estamos ante unas páginas que dan «sopa con hondas» a las de la saga que la precedió. Una apreciación que, de seguir así la serie, habrá que extender a su conjunto. Pero no nos precipitaremos y aguardaremos pacientes a que Maudoux produzca los cinco volúmenes que todavía le restan a ‘Funeral’ para terminar para poder valorar, de manera sólida, si estamos o no ante una precuela que supera, con creces, al original.