'Frente al muro 2', entre dos mundos

Han querido las circunstancias que, ante la necesidad de redactar la reseña que tenéis por delante, deba arrancar la misma afirmando que no creo que haya mejor forma de dar validez a lo que el segundo álbum de ‘Frente al muro’ ofrece que confesar que no leí el primero cuando cARTEm lo publicó a mediados de 2022 y que, aún así, he disfrutado muchísimo de la lectura de este segundo. Dicho de otra forma, que aunque a la luz de lo que aquí se expone —y habiendo dado resolución a mi falta con la posterior adquisición del primer tomo— es incuestionable que se necesita de lo que trasciende de las primeras páginas para poder tener una visión completa de la historia de Jean-Claude Pautot, también lo es que el trabajo conjunto de su protagonista y Laurent Astier para trasladar a viñetas la extraordinaria historia a caballo entre el mundo libre y la prisión que es la vida del primero funciona, sorprendentemente, de manera aislada en cada una de sus dos entregas.

Narrada en capítulos que prescinden del orden cronológico en una decisión que, dependiendo del lector, podrá funcionar más o menos —en mi caso, a sabiendas de lo que me gustan las rupturas de la narrativa lineal, deviene en un claro valor añadido—, ‘Frente al muro’ es, como decimos, la aproximación «basada en hechos reales» de la existencia de Jean-Claude Pautot, delincuente, recluso, amante y padre que ha pasado más de media vida entrando y saliendo de prisión, la mayoría de las veces en extraordinarias fugas que suponen, como podréis imaginar, puntos álgidos de lo que Astier —al que no veíamos desde aquellos espléndidos cuatro volúmenes que conformaron ‘El negocio de los negocios’— recoge con su narrativa clara y concisa y su estilo gráfico, que abunda en esas mismas cualidades y se apoya en una espléndida decisión en lo que al tratamiento cromático se refiere, alternando diferentes paletas dependiendo de si es pasado o presente lo que se narra.

Intensa y vibrante, la lectura de ‘Frente al muro’, por separado o leídos sus dos volúmenes uno tras el otro, se alza como un ejercicio espléndido que, como rezaba la publicidad que cARTEm le hizo en su momento a la primera entrega, es una de las pocas novelas autobiográficas sobre el mundo carcelario que se hayan escrito. Yo diría más afirmando que es la única novela gráfica autobiográfica sobre el mundo carcelario que se haya escrito y dibujado, y eso es algo que debería convertirla en suficientemente única como para suscitar vuestra curiosidad. Sí, hay elementos de ficción introducidos aquí y allá para evitar nombrar a personajes reales, pero el grueso del relato, tan real que supera a cualquier ficción, es de esos que atrapa sin remisión. En vosotros está la decisión de dejaros engatusar por sus páginas.