‘Faithless Volumen 1’, polvos mágicos

Comics como este ‘Faithless Volumen 1’ que nos trae Panini llaman la atención desde el mismo instante en el que se van anunciando pinceladas sobre su confección. Uno de los guionistas con más renombre de la industria, una ilustradora de estilo potente y personal ligada al mercado independiente o una trama que incluye elementos fantásticos, magia, arte y erotismo en cantidades industriales. Lo dicho, la mitad del trabajo ya está hecho antes de salir a la venta la primera entrega. Nosotros somos un poco más afortunados y vamos a poder disfrutar de la obra en un estupendo volumen sin cortes, algo que siempre aporta empaque a la hora de acometer la lectura. En los Estados Unidos la publicación de la miniserie todavía causó algo más de revuelo ya que fue anunciada para que formara parte de la línea juvenil de Boom!, algo que quedó completamente descartado al ver las primeras páginas, por muy joven que sea la protagonista no era la opción más viable.

Una historia que cuenta con la joven Faith como protagonista, una chica normal que coquetea con la magia, algo ligero, nada que pueda resultar peligroso, un hobby como otro cualquiera: simbología, runas, etc. El destino la llevará a conocer a Poppy, una mujer con cierto aire de misterio que se relaciona con la alta sociedad del lugar y con bastantes e importantes contactos dentro de la industria del Arte. Añadamos a la ecuación la presencia de uno de esos artistas malditos, oscuros y enigmáticos, Louis Thorn, que siempre le va de perlas a una trama como la que tenemos entre manos. Es en este momento en el que todo cambia en la vida de Faith, viéndose precipitada hacia una espiral de autodestrucción, sexo, muertes y traiciones, todo ello envuelto en una atmósfera sobrenatural que irá creciendo y haciéndose cada vez más real a medida que nos acerquemos al final. ¿Estamos ante un comic de terror? No cabe duda que algunos giros y “trampas” utilizadas por los autores son propias del género pero siempre se queda más en el horror sugerido que en el explícito.

Aún así, el guión de Brian Azzarello tiene momentos bastante perturbadores, de esos que nos pondrán los pelillos del cogote de punta a la vez que nos proporcionan un ligero escalofrío. Incluso habrá más de una ocasión en la que lo retorcido de algunos personajes y, sobre todo, sus actos, dará bastante más miedo que el hechizo de turno. Muchos de los puntos fuertes que el guionista de Cleveland desarrolló en su maravillosa “100 Balas” se pueden encontrar también aquí, esa habilidad para crear personalidades decadentes, turbulentas y algo turbias terminan por encandilar al lector sugiriéndole la inevitabilidad de que algo malo va a pasar. Para plasmar todo esto no ha podido encontrar una mejor compañera de viaje que María Llovet cuyo estilo sucio, sinuoso y lascivo (en su acepción más amplia) no puede resultar más adecuado. No le tiembla el pulso a la hora de enfrentarse a escenas de sexo explícito, recordando la composición de muchas de sus páginas a las que ya pudimos ver en algunas obras firmadas por Guido Crepax. Un soplo de aire fresco en el panorama editorial actual que no dejará indiferente a nadie y que, para sorpresa del aquí firmante, tendrá continuación de publicación inminente. Con las ganas que hay la espera se podría haber hecho demasiado larga.

[Grade — 8.00]