Si el arranque de una historia es un momento muy delicado porque de él depende que invirtamos tiempo y dinero en ella —y cada vez más por la rapidez del mundo en el que vivimos y la inmediatez con la que buscamos satisfacción en aquello que nos apasiona—; el final de la misma es tanto o más fundamental porque en él reside que dicha historia trascienda el tiempo que con ella pasamos y se asiente en nuestro acerbo como aquél instante mágico en el que todo se alineó. Tanta relevancia adquiere la conclusión de un relato, ya sea escrito, dibujado o filmado a 24 fotogramas por segundo, que las ineludibles expectativas acerca de lo que en él podremos encontrar siempre suelen chocarse de frente con una realidad que nunca se moldea a gusto de todos, y más que conocidos son casos televisivos como los de ‘Perdidos‘ o ‘Juego de tronos‘, dos ENORMES series que decepcionaron a muchos de sus seguidores por no ofrecer lo que ellos buscaban sin darse cuenta de que, en lugar de juzgarlas por lo que ellos querían, tendrían que haberlo hecho por lo que ellas ofrecían. Y bajo esta perspectiva, puedo adelantar que ‘Ether’ termina de manera ESPECTACULAR.
En tres arcos argumentales de seis números cada uno, Matt Kindt y David Rubín se las han apañado para condensar la precisa descripción de un universo único y tremendamente estimulante al que, creedme, vais a querer volver de cuando en cuando para intentar rescatar ese sentimiento de maravilla que os impactó en la primera lectura. De hecho, servidor que ya ha leído la totalidad de la serie dos veces os puede asegurar que en una segunda vuelta y leída de «corrido», ‘Ether’ gana considerables enteros y muestra lo cohesionado y firme que es el trabajo de Kindt a la hora de abordar las aventuras —muchas— y desventuras —muchas más— de ese singular héroe que es Boone Dias y del aún más singular mundo que es el Ether en el que discurre un 90% de la historia.
Una historia de la que ya avanzamos lo suficiente cuando hablamos de la cabecera en la primera reseña que le dedicamos; en la que abundamos algo más cuando hicimos lo propio con la segunda y sobre la que, ahora, llegados al final, vamos a pasar de puntillas por cuanto no está en nuestro ánimo desvelar detalle alguno de los muchos que Kindt despliega en un final que, insisto, me ha dejado plenamente satisfecho. Tanto como lo ha hecho, huelga decir, el trabajo de un Rubín que, en plena y asombrosa conjunción con lo que el guionista iba introduciendo, ha vuelto a hacer exhibición de una imaginación visual prodigiosa sólo superada por una capacidad narrativa que no parece conocer límites. De hecho, eso es lo que este redactor espera del artista gallego, que siga rompiendo barreras de aquí al futuro más próximo y que, cuando ‘Cosmic Detective‘ nos llegue a los mecenas que hemos apoyado tan atractivo proyecto de Kickstarter —un proyecto con guión de Jeff Lemire y Matt Kindt y que, supuestamente tendremos allá por mayo del año que viene—, encuentre una vez más ocasión para, como ha hecho en anteriores instancias, «volarnos la cabeza».
Ether. La desaparición de Violeta Campana
- Autores: Matt Kindt y David Rubín
- Editorial: Astiberri
- Encuadernación: Cartoné
- Páginas: 152 páginas
- Precio: 16,15 euros en
Efectivamente, leyéndola del tirón es aún más espectacular. En mi caso fue obligado porque desde que leí las dos primeras ya no me acordaba de muchos detalles (ej: el «tabaco» que fuma el hechicero). Releyendola no te das cuenta solo de la coherencia de la historia sino también de la evolución de los personajes. Sin deus ex machina, sin truco. Sólo una historia conmovedora a la par que sorprendente.