'Espanto', retrato de mujer en vigilia

Lejos estoy, como rezaba el titulo de un libro de una de nuestras grandes, de ser una mujer de verso en pecho, pero en mi limitado conocimiento de la vasta poesía en lengua castellana siempre me ha resultado desgarrador el poema ‘Mujer con alcuza’ de Dámaso Alonso. En él aparece una esas imágenes tan gráficas como desasosegantes, de esas que cuesta quitarse de la cabeza: la de una tristeza que es como un ciempiés monstruoso que le colgara de la mejilla. Sin llegar a ese nivel hay mucho de esa identificación de elementos perturbadores con los estados de ánimo en ‘Espanto‘, el último libro de Laura Pérez.

A pesar de su título, ‘Espanto’ no es un relato de terror. Ni siquiera es un cómic, atendiendo a su definición más clásica, aunque entre sus páginas se deslice algún bocadillo. Se trata más bien de un libro de ilustraciones en blanco y negro que se alternan con páginas en blanco que presentan una o dos frases y que tampoco obedecen a una narración al uso sino que se antojan más bien apuntes de un diario personal. ‘Espanto’ es una reflexión sobre la soledad y la desazón entre el hastío y el insomnio. El microcosmos de una mujer, o muchas mujeres, que se buscan a sí mismas y se enfrentan a las barreras de su propio yo.

Libro de emociones y sensaciones ‘Espanto’ nos presenta a unos personajes cuyas cabezas se pierden entre hojas, nubes, viento o fuego, cuya individualidad se oculta entre sus largos cabellos y cuyos rostros resultan esquivos tanto para los demás como para sí mismas, llegando a darse la espalda. Perdidas en un universo surrealista en el que se cuela alguna pincelada metafísica, pictóricamente hablando, aún con ese foco de esperanza que es el amor, en el que es tan fácil identificarse con todas ellas como con ninguna. Sus armónicas ilustraciones, parcas en detalles y en blanco y negro consiguen crear un clima extraño, ligeramente malsano y envolvente que logran crear empatía en un lector que se enfrenta a la desnudez del sentimiento.

Laura Pérez con obras como esta se mueve en el terreno de toda una serie de ilustradoras en activo como Paula Bonet, María Hesse o la maestra Ana Juan. Autora que ha sabido moverse en el terreno de la novela gráfica apuesta en esta ocasión por un estilo que quizás no podríamos calificar de más sencillo, pero sí de despojado de todo elemento superfluo para dejar aflorar la emoción pura y dura. Una obra que puede conquistar al primer vistazo, pero si no lo hace es más que probable que el avanzar por sus primeras páginas nos arrastre poco a poco como una extraña marea cuando seamos conscientes de que podemos estar ante cualquier cosa menos ante un libro convencional. Desarmador en su sencillez, ‘Espanto’ consigue que lo leamos en un suspiro y volvamos atrás para examinar ese matiz que nos ha saltado a la mente más tarde. Un libro juguete que hace traslucir que ese espanto no viene siempre de los estímulos estrenos, sino que se escurre entre nuestros dedos, se desliza por nuestra sien y se balancea por nuestros párpados pero que en el fondo tiene su hogar escondido en cada uno de nosotros.