Tratándose como se trata de una historia situada en ese oscuro y prolongado periodo de tiempo en el que nuestro país estuvo sujeto a la voluntad de los antojos del «Caudillo», tengo que admitir que esperaba bastante más de ‘El pico de los cuervos’, la última obra de Mikel Begoña e Iñaket tras ‘Trístisima ceniza’, en la que se acercaban, con mejores resultados, al segundo año de la Guerra Civil.
El caso es que esta precisa traslación de los hechos que rodearon al intento de atentado contra Franco en 1963, tenía todo el potencial para atrapar al lector desde la primera página, y tanto Begoña como Iñaket dejan claro desde un principio que la tarea de documentar los acontecimientos que pudieron haber cambiado el rumbo de la historia de nuestro país es una para la que están sobradamente preparados, aportando el guionista gran cantidad de datos sobre las personas que estuvieron implicadas y cómo fueron discurriendo los hechos.
El problema surje cuando uno debe analizar la labor del dibujante: si bien la utilización del color como determinante de los personajes a los que estamos siguiendo es un recurso que casi siempre funciona, lo cierto es que aquí sirve más para confundir al lector que para arrojar claridad sobre el desarrollo de la trama, y el trazo de Iñaket, al que le cuesta caracterizar de forma inequívoca a sus personajes, no ayuda a que la acción quede plasmada sin lugar a confusiones.
Ahora que tanto Diábolo como Planeta están publicando sendas ucronías bastante interesantes acerca de una alternativa Segunda Guerra Mundial y una historia de los Estados Unidos a partir del asesinato de Kennedy bastante diferente de cómo la conocemos, la lectura de ‘El pico de los cuervos’ hace preguntarse a éste lector qué hubiera sido de ella si Begoña e Iñaket la hubieran planteado como un «what if» en lugar de la somera decepción que ha sido esta realista crónica.
El pico de los cuervos
- Autores: Mikel Begoña e Iñaket
- Editorial: Norma
- Encuadernación: Cartoné
- Páginas: 136
- Precio: 18 euros