‘El pasadizo’, un nuevo mundo de maravillosos horrores…aún por llegar

Sea lo que sea lo que su futuro común en el mundo del noveno arte le depare, es muy obvio que cualquiera que sea lo que Jeff Lemire y Andrea Sorrentino cocinen a cuatro manos siempre tendrá a ‘Gideon Falls‘ como rasero por el que medirse. ¿Estupidez por nuestra parte, la de los lectores y críticos? Supina. ¿Consecuencia inevitable de la altura inalcanzable a la que llegaba a rayar la serie de terror? Lógicamente. Ahora bien, ¿es eso óbice para que no nos emocionáramos sobremanera con el anuncio de ‘Los mitos del huerto de huesos‘? Para nada, de hecho, sin saber muy bien en qué consistirá este universo compartido por un número desconocido de relatos que tienen su punto de partida en ‘El pasadizo‘, que ambos artistas apuesten de nuevo por el terror como género con el que dar salida a lo que bulle en su imaginación no podría ser mejor noticia. Una noticia que generaba no pocas expectativas en este redactor y que encuentra con la presente novela gráfica perfecto primer peldaño de una escalera que, esperemos, sirva para que nos lo pasemos tan «de miedo» como ya lo hemos hecho tanto con ella como con el siguiente proyecto, ‘Diez mil plumas negras‘, una miniserie que, según Astiberri, nos llegará en lo que queda de año y que, os adelantamos ya, nos ha gustado bastante más que ‘El pasadizo’, que como elemento para sentar las bases tonales de lo que está por llegar, funciona, pero como relato que lleva a alguna parte…auch.

Como ya hiciera ‘Gideon Falls’, ‘El pasadizo’ utiliza el terror psicológico para generar miedo, con el increíble arte de Sorrentino haciendo casi todo el trabajo pesado para asegurarse de que éste se transmite de manera efectiva. Cuando se anunció por primera vez este universo, la impresión que nos dio es que sería algo del palo de ‘American Horror Story‘ en la forma en que conectaba el universo a desarrollar y en cómo presentaría el terror, pero después de leer esto y el preludio —¿preludio? ¿Qué preludio? Ups, culpa mía, no lo he dicho antes: hubo un preludio en forma de historia corta de 32 páginas que fue publicado en Estados Unidos con motivo del día del cómic gratis de 2022—, definitivamente me recuerda más a ‘The Twilight Zone‘ que a otra cosa…que tampoco es decir moco de pavo, claro. No hay un giro macabro o alucinante que remate el conjunto, pero tiene ese tono de la serie de Serling en cuanto al protagonista intentando averiguar qué es y qué no es real en un lugar que no parece seguir las reglas de la realidad.

El caso es que, tras la lectura de las 96 páginas —probablemente las 96 páginas que más rápidas os leeréis de vuestra vida, y no sólo por la intensidad de las mismas, sino por lo poco que hay de «leer»— no sé si recomendaría esto a lectores que no sean seguidores incondicionales de este enorme equipo creativo. Al fin y al cabo, la historia funciona bien, pero como mucho es aceptable, si queremos ser sinceros. Insisto, pasa rauda y veloz, lo que, dicho de otro modo, significa que atesora un ritmo que es un desastre total, pero por suerte el arte de Sorrentino está aquí para salvar el día. Que sí, que Lemire es un gran escritor, nunca me pillaréis en un renuncio afirmando lo contrario, pero este no es su mejor trabajo ni de lejos, sobre todo en la forma en que espacia los instantes de mayor impacto de la historia a lo largo del guión. Así que es labor de Sorrentino cargar con todo el peso del volumen en sus hombres, consiguiendo aumentar constantemente la tensión desde el principio con su siempre innovador uso de la estructura de la página —la imaginación del italiano en este sentido parece no tener fin— y, llegado el momento, con las alucinantes y muy lovecraftianas imágenes que ilustran aquello que se encuentra en el pasadizo que da título al cómic.

Afirmaba el guionista cuando se presentó el proyecto, que quería que los relatos que formaran parte de ‘The Bone Orchard Mythos‘ —será cosa mía pero ¿no os parece que el nombre original en inglés tiene mejor resonancia épica que la traducción española?—estuvieran, y cito textualmente, «centrados en los personajes», lo cual es un objetivo encomiable, pero, a ver, Jeff, para eso necesitas escribir personajes interesantes. Y la terna que aquí pasea palmito está escrita bajo un halo de tanto convencionalismo que bien podrían estar extraídos de un imposible «Manual para principiantes de arquetipos del cine de terror». Está la espeluznante mujer del faro, que claramente sabe más de lo que dice y se pasea desnuda por la noche —¡el terror!—, el geólogo canadiense, que no es más que un tipo cualquiera, pero que por alguna razón que no sabemos —y que no se explica, claro— tiene sueños inquietantes sobre su madre, y hay también un tercer personaje cuya aportación a la trama es tan chocante llegado el momento como innecesaria durante el resto. De hecho, llegamos a saber tan poco sobre el geólogo, supuesto protagonista del asunto, que los flashbacks de las pesadillas no consiguen generar la suficiente empatía como para que su destino nos importe un pimiento.

‘El pasadizo’ deja con muchas más preguntas que respuestas da, algo esperable de un primer libro de una serie, sí, pero a la postre considerablemente insatisfactorio. Una vez más, no es la más impresionante de las historias —se reduce a un puñado de imágenes espeluznantes, algunos clichés de terror y poco más— ni lo mejor que haya parido Lemire; pero al menos intriga lo suficiente como para querer ver hacia dónde se dirige este universo compartido. Menos mal que, llegados a la siguiente estación —de la que ya hablaremos, descuidad— el viraje hacia mejor es notable…que no, como veremos, sobresaliente. Eso todavía está por llegar a este huerto de huesos…¿veis, veis como en español no queda bien?