'El caballero vampiro vols. 5 al 7', 16 colmillos

Y con el número 5 emprende su recta final uno de los shojos góticos que más ha marcado a los aficionados, habiendo superado ya el carácter ligero con el que había arrancado la historia con episodios que a estás alturas del manga ya serían casi impensables como el del día de San Valentín que quedan ya prácticamente en el olvido. Aunque volverá a esas clases de instituto que parecían haber quedado atrás en ese ya lejano primer tomo, ‘El caballero vampiro’ apuesta, manteniendo la tensión romántica, por la épica.

Tras las revelaciones acerca de la verdadera identidad de alguno de los protagonistas que dió un giro completo a la historia hasta el momento, Kaname y Yuki, a pesar de sus lazos de sangre (y nunca mejor dicho), van tornándose a medida avanzan las páginas antagonistas debido a su concepción de la relación entre humanos y vampiros a la par que ese elemento, Macguffin puro, que son las pastillas sustitutivas de la sangre humana van adquiriendo mayor peso en una historia en la que se encuentran en medio de este conflicto entre vampiros (con un Kaname que parece tener toda una bolsa de secretos por descubrir y que parece estar en boca del resto de personajes aun cuando ni se asoma por la viñeta) y cazavampiros intentando alcanzar una convivencia pacífica empiezan a perfilarse como la clave.

Y más cuando a medida que avanza la trama parece cernirse toda una guerra farmacéutica, mientras el papel de los pura sangre se va tornando cada vez más complejo con unos personajes que se preguntan continuamente el grado de amenaza que suponen. Y justo en el momento álgido de la trama, a sólo un tomo de su desenlace, nos encontramos como extra una historia fuera del universo de El caballero vampiro, ‘El panadero gruñón‘, una fábula de corte intimista y fuerte componente dramático con un estilo más comedido que el de la serie principal.

Tras este pequeño paréntesis el momento de la verdad. Con facciones ya marcadas, el problema de las pastillas ya como un eje determinante en la trama que puede decidir tanto el destino de la humanidad como el de los vampiros y ante lo que surgen opciones como las de crear un antídoto, y unos protagonistas en el medio de toda esta debacle que todavía están evaluando sus propios sentimientos, ‘El caballero vampiro’ nos ha ido sumergiendo a poco en un entorno de corte cada vez más fantástico en el apartado gráfico como vemos en momentos álgidos como el baile de máscaras. Pero sobre todo vemos como el ritmo se va acelerando mientras cobra peso la posibilidad de que algún personaje vampírico pueda convertirse en humano y Yuki y Kaname parecen abocados a tomar una decisión que no desean.

Todo hasta llegar a un desenlace que, sin destripar nada, queda bastante abierto, y que por supuesto dió para una secuela con el subtítulo de ‘Recuerdos‘ que también está siendo publicada por Panini.

‘El caballero vampiro’ cierra así como un shojo de manual, que sabe crear un buen equilibrio entre un fuerte componente romántico en el que no faltan secretos, dudas y amagos de triángulo amoroso y un apartado fantástico por la vía vampírica con el que encaja francamente bien. Una obra que tal vez se aprecie más por el lado nostálgico que conquiste a unos nuevos lectores que se enfrentan a un estilo y modo de narrar al que se le notan sus ya veinte años de existencia, pero que sigue triunfando por el carisma de sus personajes y la dosificación del suspense. Quizás los aficionados a otros géneros no conecten tanto con una obra como esta pero para los amantes del shojo no deberían vacilar ante la lectura de este pequeño clásico.