Aunque a diferencia de en su propio universo de ficción los mutantes se cuentan entre los héroes más populares para el fandom siempre hay excepciones. Sin ir más lejos, aquí está Dientes de sable, un personaje al que no cuesta poner en la órbita de Lobezno y que constituye un peligro hasta para su propia gente. Pero a pesar de ello y de que Victor Creed lejos está de esos villanos redimidos a los que nos están acostumbrado recientemente cómic, cine y televisión, se ha sabido granjear el derecho a sus propias miniseries con su nombre, aún compartiendo protagonismo, como sucede en este ‘Dientes de sable y los Exiliados: Los protocolos quimera‘.
Aunque pueda disfrutarse de sobra sin haber leído los números previos (es más, los que componen este volumen están fuera de esa numeración) Creed se encuentra en uno de los peores escenarios tras haber pasado por una etapa por el foso por sus abominables crímenes. Al comienzo de este título Creed es prisionero de una misteriosa organización, Orchis, que se dedica a experimentar con mutantes, mutilando sus cuerpos y sometiéndolos a terribles intervenciones para poner a prueba sus límites. Un arranque que es una auténtica película de terror, sin esquivar la inclusión de viñetas desasosegantes (vísceras y sangre incluidas) por obra y gracia de la Dra. Barrington, una mujer de impecable aspecto y certero escalpelo cuyo discurso resulta francamente perturbador y que hacen de esta una lectura poco recomendable para niños. Pero por otro lado los Exiliados, también personas non gratas en Krakoa, entre cuyas filas se encuentran viejos conocidos como el antiguo hermano mutante diabólico Sapo o menos conocidos, como el psíquico Tercer ojo, van a acudir al rescate para encontrarse con más de una sorpresa.
‘Dientes de sable y los Exiliados: Los protocolos Quimera’ entronca con la línea más oscura de la ciencia ficción. La figura del mad doctor se alza con fuerza a la vez que algún otro tópico clásico como la modificación de seres humanos (así como algún otro que dejaré descubra el lector pero ayuda a dejar un final muy abierto cuya continuación francamente apetece leer) a la vez que lo fusiona con los derroteros habituales del género superheroico. Una historia que aunque se guarda un buen puñado de sorpresas no resulta el culmen de la originalidad, pero que consigue destacar especialmente por su buen sentido del ritmo, convirtiendo este intento de rescate en una vertiginosa odisea que, aunque no tengamos ninguna querencia especial por este grupo de antihéroes, engancha. Al menos mientras dure la lectura.
Este no es una de esas obras que nos enamora de un personaje, aunque sí abre el apetito de conocerlo un poco mejor, y gana por una fluida trama tan entretenida como inquietante. Con un buen dibujo que sabe sacar partido de sus personajes y un guión que intenta abrir puertas incorporando elementos de otros géneros, facilitando una lectura ética que nunca esta de más y que da para debate, pero que nos remiten a esas etapas clásicas en las que los mutantes se convierten en el auténtico saco de golpes de una humanidad que odia lo que no comprende pero aún así intenta sacarle partido ‘Dientes de sable y los Exiliados: Los protocolos quimera’ son una gran manera de entrar en contacto con una de las ramas mutantes menos conocidas y apreciadas, pero que aquí dan buena muestra de su potencial. Compensa echarle el diente…de sable o no.
Dientes de Sable y los Exiliados
- Autores: Leonard Kirk, Victor LaValle
- Editorial: Panini
- Encuadernación: Rústica
- Páginas: 136 páginas
- Precio: 16.50 euros