‘Die! Die! Die! Volumen 1’, el título no esconde ni una sola mentira

La violencia descontrolada, la acción a raudales y el “molonismo” gratuito vende. Es así de simple. El lector pierde el norte cuando le cae en las manos una serie como este ‘Die! Die! Die! Volumen 1’, la última cafrada de un Robert Kirkman que se está acostumbrando a convertir en oro todo lo que lleva su nombre impreso en la portada. El guionista de ‘Invencible’, ‘Los Muertos Vivientes’ o ‘El Poder del Fuego’ firma aquí una historia frenética que por temática y brutalidad bien podría pertenecer al coto privado de Mark Millar, con sus virtudes y con sus defectos (¿los tiene?). Con esta pequeña introducción y con el título de la serie se pueden hacer una ligera idea de lo que les espera al pasar la primera página: destrucción, explosiones, combates a muerte, interminables ráfagas de disparos y una mala baba que, en más de una ocasión, nos va a hacer preguntarnos qué necesidad había de hacerle “eso” al personaje de turno. Claro, les remito a la primera línea: porque mola. Se aleja de esta manera de su zona de confort para ofrecernos un entretenimiento mayúsculo al que no le falta absolutamente nada para ser otro bombazo más en su currículum.

En algún momento de la lectura se nos hace un pequeño resumen de la trama general de ‘Die! Die! Die!’, unas líneas que definen a la perfección la delirante idea pergeñada entre Kirkman y su socio Scott M. Gimple (productor y escritor de la serie televisiva de ‘Los Muertos Vivientes’ y responsable del guión de ‘Ghost Rider: Espíritu de Venganza’). La premisa inicial es bien sencilla, el mundo en el que vivimos es pura maldad y la gente que vive en él es, por lo general, perversa. Por fortuna para todos nosotros, los buenos, existe un grupo secreto de agentes dentro del Gobierno de Estados Unidos que, mediante asesinatos designados, se encargan de equilibrar un poco las fuerzas, revirtiendo toda esta situación y haciéndola mejorar de manera ostensible. Sin dar demasiados datos relevantes para evitar posibles spoilers, añadan a toda esta locura unos trillizos que fueron entrenados desde niños para convertirse en asesinos de élite (sus nombres se corresponden con los de cierta banda de Liverpool), una deslenguada y desvergonzada senadora o agentes cuyo físico recuerda a cierto actor de películas de acción.

El guión de Kirkman y Gimple no da ni un segundo de respiro, convirtiendo la lectura del volumen en una montaña rusa en la que solo parece subir y subir para no bajar nunca. El lector puede encontrar ciertas semejanzas con otros títulos de temática y “espíritu” parecido como pueden ser ‘The Boys’ o ‘The Authority’ pero la pareja de escritores rápidamente se sacuden cualquier posibilidad de comparación y crean un camino propio que gustará por igual a nuevos lectores o a los aficionados de las series mencionadas. El encargado de ilustrar esta salvajada no es otro que Chris Burnham cuyo estilo detallista se antoja imprescindible para que ‘Die! Die! Die!’ alcance el nivel al que llega. Sabe imprimir un ritmo endiablado y un dinamismo brutal a sus páginas, “colocando” siempre la cámara en el punto correcto, haciendo que la posibilidad de una adaptación televisiva o cinematográfica sea mucho más sencilla. Un producto de esos que se puede etiquetar como “palomitero” pero que ofrece al lector mucho más que entretenimiento vacío ya que la cantidad de conspiraciones y traiciones que nos vamos a encontrar solo es superado por los casquillos esparcidos en el suelo. Puro delirio.