Quizás, sólo quizás, haya llegado la hora de pasar página y dejar que las historias de zombis duerman el sueño de los justos durante unos cuantos lustros. Que sí, que desde un punto de vista sociológico, los muertos vivientes son, según dicen algunos expertos, la respuesta silente a las diversas crisis que nuestra especie lleva atravesando desde hace décadas pero, a día de hoy, creo que es incuestionable que el sub-género del terror no da más de sí y que todo lo nuevo que nos llega desde el mismo no son más que ligeras iteraciones sobre los más grandes ejemplos que nos ha dado, ya en la gran pantalla —y ahí me quedaría, sacrílego de mí, con el remake de ‘Amanecer de los muertos‘ que firmó un primerizo Zack Snyder o, por supuesto, con esa sensible variación sobre el arquetipo que fue la soberbia primera entrega de ‘[REC]’— ya en un noveno arte que nos atreveríamos a decir que nunca será capaz de superar lo que Robert Kirkman desarrolló en los dieciséis años que mantuvo en lo más alto a sus ‘The Walking Dead‘.
Quizá lo curioso de este ‘Dead Life‘ que nos presenta Yermo en un único volumen, sea el hecho de no venir del otro lado del Atlántico, sino de un viejo mundo que rara vez se ha asomado, al menos de la manera obsesiva que se hace desde Estados Unidos, al universo de los zombis. Y quizá debido a ello sea que la aproximación de Jean-Charles Gaudin a los devora cerebros esté revestida de un cierto halo de novedad por cuanto, a lo largo de la historia que dibuja con entusiasmo Joan Urgell, el guionista no se anda con las usuales vaguedades a la hora de definir con claridad cuál es el origen de las criaturas que acosan, incansables, al reducido grupo de protagonistas. En su lugar, es nada menos que un objeto muy utilizado en la cultura popular el responsable de que los muertos no se queden muertos y tengan mucha hambre de vivos. El resto del relato, eso sí, no se mueve por patrones muy diferentes a los que ya estamos acostumbrados, y aquí y allá es muy fácil adivinar cuáles han sido las determinantes influencias que han llevado a ciertas decisiones del escritor. Con todo, eso sí, una lectura que se acaba en un suspiro y que, nos guste o no, sigue afirmando la mucha vida que les queda a estos sin vida.
Dead Life
- Autores: Jean-Charles Gaudin y Joan Urgell
- Editorial: Panini
- Encuadernación: Cartoné
- Páginas: 168 páginas
- Precio: 36 euros