El arte, venga en la forma que venga, siempre ha servido para exorcizar los más profundos demonios de nuestra torturada personalidad y expresar con trazos en un lienzo en blanco, esculpiendo un bloque de mármol, dando forma a la arcilla, danzando sobre un escenario o rellenando páginas y páginas con profusas líneas de texto, aquello que muchas veces la mera palabra no llega a poder abarcar. Ceñida esta reflexión al arte secuencial, no son pocos los títulos, casi siempre de carácter autobiográfico, que de un tiempo a esta parte —dos o tres lustros, diría yo— han ido tratando de conjugar el lenguaje del cómic y su cualidad de entretenimiento, con un ejercicio de honestidad y franqueza que en considerables ocasiones ha devenido en sobresalientes y puntales ejemplos de lo que puede llegar a conseguirse a través de una página aviñetada, erigiéndose dichos títulos como auténticos hitos ineludibles de la historia del tebeo universal.
Como siempre, por no aburriros con interminables citas, acotaría los ejemplos de esta sana e incluso necesaria práctica a los cuatro que vienen primero a mi memoria: dejando de lado ‘Maus’ o el duo formado por ‘El arte de volar’ y ‘El ala rota’ por no ser estrictamente autobiográficos —aunque mucho haya en ellos de exorcizar demonios, ajenos sí, pero demonios a fin de cuenta—, son ‘La ascensión del gran mal’, ‘Fun home’, ‘Blankets’, ‘Una posibilidad’ y ‘Píldoras azules’ asombrosas lecturas con las que poder
identificarse en ciertos instantes, llegando en ellos a sentirnos menos solos cuando la vida nos golpea de formas que creemos únicas y que, en realidad, casi nunca lo son.
Y si hasta ahora, al pensar en los nombres de tebeos que pudieran ser clasificados bajo el epígrafe anteriormente descrito, los títulos citados en el párrafo previo eran los que servidor consideraría como indispensables, a partir de ahora habrá que añadir ‘De tripas y corazón’ a esa breve pero muy intensa lista, sumando el nombre de Pozl a los de David B. Allison Bechdel, Craig Thompson, Cristina Durán y Miguel Ángel Giner y Frederick Peeters como autores capaces de desnudar su alma para ofrecérsela a un lector desconocido ordenada en viñetas, impresa en papel y encuadernada en forma de novela gráfica.
Liberado por completo de las constricciones de la estructura en viñetas —no hay ni una sola en las casi cuatrocientas páginas que conforman el volumen— la expresividad que Pozla logra jugando con el diseño de las mismas y el dinamismo que ello aporta a una lectura que podría llegar a calificarse en según que momentos de hasta desenfrenada, son dos características en un mar repleto de hallazgos que, sólo en estrictos términos gráficos, convierte a ‘De tripas y corazón’ en un superlativo tratado tebeístico. Pero, como digo, no son las únicas, y la alternancia entre páginas dibujadas a posteriori con aquellas que el autor elabora en el fragor de los acontecimientos que aquí se exponen aportan una personalidad única y fascinante a una lectura que maneja ambos epítetos como si fueran de lo más común.
A estas alturas supongo que os estaréis preguntando algo así como: «vale, el cómic es la repera pero, ¿de qué diantres va?». Aclaremos tan relevante punto porque, al hacerlo, hay que advertir de algo fundamental. ‘De tripas y corazón’ gira en torno a los muchos padeceres y sufrimientos por los que Pozla tuvo que transitar cuando se le diagnóstico la enfermedad de Crohn. Para el que no esté familiarizado con ella, la enfermedad de Crohn afecta al aparato digestivo, siendo su síntoma más conocido y visible el que aquellos que la padecen no pueden contener la necesidad de defecar. A partir de tan dura premisa inicial, lo que Pozla narra en el libro, con todo lujo de detalle cuando así lo cree necesario, es el largo camino que llevó al diagnóstico de tal padecer, las operaciones a las que se tuvo que someter para intentar paliar alguno de los graves síntomas fisiológicos asociados a la enfermedad y la tortura psicológica que ésta supuso. Y aquí viene la advertencia: ‘De tripas y corazón’ es una lectura dura —muy dura en algunos momentos— y no es extraño sentir malestar al empatizar en la intensa forma en que se hace con las dolencias del autor.
Así que ya sabéis, si sois de estómago delicado o no podéis soportar hablar de enfermedades por el malestar que ello os supone, no tengo más remedio que recomendaros que no os acerquéis a esta MAGNÍFICA obra. Si, por el contrario, podéis soportar intensas descripciones acerca de intervenciones quirúrgicas, tipos de dolor y afecciones varias, lanzaos de cabeza a la compra y lectura de una historia cargada de optimismo que arranca no pocas sonrisas, que mueve a la reflexión, que sorprende por la amplitud vastedad de sus recursos —la forma en la que Pozla nos traslada sus estados de ánimo, transformándose en un montón de mierda andante, nunca deja de fascinar— y que, toda vez se finaliza, maravilla por ser conscientes de haber asistido a una singularidad a la que habrá que volver en años venideros.
De tripas y corazón
- Autores: Pozla
- Editorial: Dib-buks
- Encuadernación: Cartoné
- Páginas: 368 páginas
- Precio: 25,20 euros en