En clara consonancia con el hecho de que el mundo del noveno arte es un negocio en toda regla, las múltiples ediciones de un mismo título que podemos llegar a encontrar en el mercado americano (aunque sea una práctica para la que las nuestras fronteras atesoran poco a poco más permeabilidad) pueden llegar al auténtico paroxismo. Tanto es así, que si uno empieza a contar desde que un título aparece en grapa, hoy por hoy se puede encontrar con una terna inicial formada por comic-book / HC / TPB que, pasados unos años desde la finalización de la serie en cuestión, habrá mutado indefectiblemente en Absolute / Omnibus / Deluxe Editions.
Y aquí no hay “major”(y no tan major) americana que se salve. DC, Marvel, Image, Dark Horse o IDW son algunas de las que, constantemente, intentan expoliar los bolsillos de sus lectores con continuas nuevas y mejoradas ediciones destinadas a coger polvo en las estanterías porque, ¿cuántas veces se puede tener (y no digo ya leer en todas sus ediciones) una misma colección?
Centremos nuestra atención en DC en general y en ‘Sandman‘ en particular, que para eso son los que han provocado el WTF! que ha llevado a la redacción de esta noticia. Desde que apareciera en comic-book por primera vez, la obra maestra de Neil Gaiman ha pasado (sólo en el mercado norteamericano) de las grapas a los TPB, de los TPB de nuevo a las grapas (en una reedición que Vertigo hizo de los 75 números), de las grapas a HC recopilando sagas, de los HC a los cuatro (o seis, dependiendo si contamos los dos que nada tienen que ver con el cuerpo central de la obra) Absolutes. Y ahora, rizando el rizo, de los Absolutes a una nueva edición en Omnibus.
Con el panorama económico actual tal y como está, y teniendo en cuenta que podemos considerar al Absolute como la edición definitiva, la pregunta clara es ¿a qué viene ahora esta nueva recopilación en tamaño normal (recordemos que el Absolute tiene similares medidas a un álbum europeo) y dos densos volúmenes de más de 1000 páginas?
Pues suponemos que a lo mismo que responderá el hecho de que el ‘Animal Man‘ de Morrison se vuelva a recoger en un único tomo, a que el ‘Authority‘ de Ellis y Hitch (que también lleva ya un buen puñado de ediciones) vaya a aparecer en breve solicitada en el Previews de cara al mes de mayo, a que también en poco tiempo se vaya a reeditar en Omnibus el ‘Superman/Batman‘ de Loeb, Guinness y Turner o a que en junio vayamos a tener acceso a todo el ‘Batman‘ de Eduardo Risso.
Con todo ello, de lo que DC desvelaba el otro día, hay dos títulos que si justifican la edición en este tipo de ediciones (más que nada porque no habían tenido antes su traslado a tapa dura). Por un lado los tres primeros años del ‘Superman‘ de Siegel y Shuster, que vuelve a casa ahora que DC ha ganado la batalla legal contra los herederos de los artistas; por el otro, los doce números que compusieron ‘SOLO‘, aquella apuesta de Mark Chiarello en la que cada número estaba íntegramente dibujado por un único artista, con nombres como Darwyn Cooke, Richard Corben, Tim Sale o nuestro Jordi Bernet, entre otros.
Entiendo que a tiempos desesperados, medidas desesperadas, pero esta continua política sacacuartos (la editorial ha tenido la desvergüenza de anunciar, el mismo mes que se va a poder solicitar el HC con los seis primeros números, que los 13 que conforman el ‘Batman Incorporated‘ de Morrison se recopilarán como Omnibus) no lleva a nada. Y lo dice un lector que tiene tomos a patadas en su tebeoteca, que ha caído muchas veces en el “lo tengo en TPB y ahora me lo voy a agenciar en HC” y que, aún así, no puede evitar sentir como intentan “timarle” día sí, día también.
Vía Bleeding Cool
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